POR: FERNANDO LIMA – Educador. Reside en Santiago Rodríguez.
Hacer lo correcto requiere esfuerzos y sacrificios físicos y mentales. Nos plantea el dilema de elegir entre el bien y el mal; otras veces, significa decidir entre lo que es legalmente permitido y lo que es ético.
Ser un charlatán o un irresponsable no requiere ningún tipo de esfuerzo ni sacrificio. Es más, incluso podría parecer una vida más fascinante y divertida (aunque con consecuencias nefastas) en comparación con aquellas personas que abrazan un estilo de vida sobrio, responsable y correcto.
Sin embargo, hacer lo correcto nos conduce a un nivel de vida privilegiado, permitiéndonos tomar el control de nuestra existencia y construir nuestro propio destino.
Además de fortalecer nuestra imagen y personalidad, actuar con rectitud nos proyecta como personas honestas y responsables.
Todo esto evidencia que, al hacer lo correcto, hemos tomado conciencia de nuestras acciones y sus posibles consecuencias.
Hacer lo correcto nos brinda el beneficio de mantener nuestra moral en alto, el orgullo de no deshonrar a nuestros padres y la satisfacción única de estar en paz con nosotros mismos, con la sociedad y con Dios.