Por: Astacio Castro
Era fresca la mañana del 22 de febrero del 2010, autoridades, banda de música, estudiantes, profesores, maestros, técnicos y profesionales de diferentes áreas, entre otras personalidades de instituciones y organizaciones, dándose cita frente al edificio del gobierno municipal, en el templo parroquial y luego en una caminata y breve acto en el monumento a los héroes y heroínas, que el 22 de febrero del 1863, llenaron de gloria la tierra de
¡Cuanto duele! ver toda la ignorancia, indiferencia y burla a la que se ha sometido la memoria histórica de estos hombres y mujeres, que se despojaron de sus bienes, de su tiempo y hasta de sus familias para legarnos esta Patria; qué sucede, que nos está pasando, nos convoca la bulla, nos reúne la chercha, nos llama la atención el chisme; pero no la historia, pero no nuestro glorioso pasado.
¡Como duele! Ver algunos, subrayo, ALGUNOS profesionales de todas las áreas, políticos, ciudadanos y sobre todo estudiantes de todos los centros educativos hacerles una burla al Himno Nacional, al Himno Municipal: caminan, se ríen, corren, se enamoran, se ofenden, pelean, chismean, etc. ¡Dios cuanta ofensa! cuanta mala educación, cuanta falta de civismo. ¡Oh!, pero es su culpa? o de quien es la culpa? Cómo podemos pretender que nuestros niños/as, adolescentes, jóvenes y adultos respeten nuestros símbolos patrios, como podemos obligarlos a que sean cívicos, probos, justos, estudiosos, valientes, cómo, si la mayoría de nuestros lideres en todos los ámbitos no lo son, con que cara puede un padre, una madre, maestro, profesor, político, etc., etc., pedir lo que no da, pedir lo que no sabe, solicitar lo que el o ella no cumple.
Como duele y cuanto duele ver que no logramos entender que la única forma posible de hacer el cambio, de llegar a tener una mejor sociedad está en esos niños/as, adolescentes, jóvenes que tanto criticamos; o estamos ciegos, no logramos ver que cada critica a ellos, que cada ofensa a su mal comportamiento es una falsa, es una hipocresía nuestra, una mampara para ocultar nuestra incapacidad como sociedad de haberles legado un mejor comportamiento, es la muestra mas fehaciente del fracaso rotundo del tipo de educación que tenemos, de la penetración de la sociología norteamericana en la crianza de nuestros hijos, en detrimento de nuestra propias raíces culturales, la cual tantos hombres y mujeres honestos para
Queremos una nueva generación, respetuosa de sus valores patrios, conocedores de su historia, amantes y defensores de lo nuestro, construyámosla, pero lo primero es con el ejemplo, no pidas lo que no puedes dar, ni exijas lo que tu mismo/a no cumples, sea honesto y exíjalo, sea justo y exíjalo, sea patriota y exíjalo a los demás, de lo contrario, viva con la miseria cultural que no has sido capaz de ayudar a cambiar. Otros, moriremos en el intento, si es necesario, y no para poder exigirlo, ni para mostrarlo en cámaras, sino, para ser coherentes con Dios, con nuestro pueblo, con nuestros hijos/as y sobre todo, con nuestros gloriosos antepasados.
