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El latigazo o el silencio de los inocentes

Por: Marcelo Peralta. 
El país está en un virtual silencio ante el «paquetazo fiscal», donde los precios de los artículos de mayor demanda están sin freno y desangran los maltrechos bolsillos de los desposeídos de la fortuna.

Parece que el silencio de los inocentes es pagar el alto precio de los artículos y servicios a que nos tiene acostumbrado el gobierno y llenar más los bolsillos de los ricos y corruptos.

A los dominicanos nos está matando sin piedad el cólera, la contaminación, las alzas en los precios de los combustibles, el gas para cocinar, el de los alimentos, las medicinas, el transporte, de los textos escolares.

Tal parece que la idea es acabar con los humildes con las traiciones que día a día se fraguan desde el poder y se comete contra los más pobres, como una medida a que se mueran de hambre y desesperación, mientras aunque el poder de los ricos.

Parece que se tratase de pisotear, acabar y silenciar para siempre a los desafortunados, a los sin muletas, los sin padrinos, creyendo que son ricos y los corruptos los únicos que tienen derecho a vivir y los pobres usarlos para las elecciones congresuales, municipales y presidencial.

Los que están en el oficialismo son los privilegiados los únicos que tienen derecho a disfrutar del poder, mientras los excluidos son los pavos como para Nochebuena que los usan a su antojo y conveniencia.

Pareciera como si se tratara del cuento del silencio de los inocentes que es el estigma a que se nos somete, cuando no hay espacios, porque para tomar medidas de esa magnitud como es el «paquetazo fiscal», debe hacerse discusiones en el pueblo y no cargar tanto el «mingo».

Es como dice un párrafo de un merengue de que «si siguen apretando la tuerca se puede correr la rosca».

El pueblo humilde y trabajador no tiene derecho a nada, sino pagar los tributos para favorecer a los ricos del patio y costear viajes de placer al presidente, a los funcionarios, las mansiones que construyen en áreas fuera del bullicio y de las miserias.

Cuando los necesitados reclaman el cumplimiento de los servicios que pagan con su dinero, desde las esferas del poder no hay respuestas y se produce el silencio administrativo.

Pero cuando hay elecciones, hasta el más encumbrado político abraza a los agricultores aunque el ambiente pestilente lo contamine.

Es tiempo de que dejemos de estar en el silencio de los inocentes y defendamos nuestro derecho de ciudadanos como gatos panza arriba.

Hay que saber que el silencio funciona hasta cuando sin padrino, queremos poner a prueba nuestra voluntad y decisión.

El trabajador está harto de pasar miseria, de ayudar a los políticos a enriquecerse, a gozar de privilegios a costa del «jodío», de los abusos, funcionarios que hablan mentiras al pueblo, los engaña al negarle los servicios básicos y para colmo hablan mentiras desde el gobierno para entretenerlos, mientras sus barrigas están vacíos y corroídos por las enfermedades.

Está bueno de guardar silencio como su fuésemos inocentes de la realidad del país.

Hay políticos y funcionarios que usan el chantaje para callar a los que luchan, para silenciar a los que denuncian corrupción y mala gestión, para acabar a los que crecen con ética y moral, porque son coherentes con lo que dicen y con lo que hacen.

Ya el pobre no halla eco donde llevar sus quejas, porque los que ayer andaban en chancletas y ahora en jeepeta tienen sus problemas resueltos.

Hay que dejarse ya de ser novias del pueblo y salirse del silencio a que nos tiene acostumbrado el estado dominicano.

El gobierno ha llegando al colmo de que no castiga a los responsables mala gestión, de la impunidad, corrupción, de la desmoralización y desencanto a que con sus acciones han llevado al país.

El gobierno debe saber que la corrupción no se puede tapar el sol con un dedo, ya que muchos que ayer eran tapa gomas de motocicletas, hoy día se pasean en jeepetas de lujo, comprando mansiones y hasta yates.

Esos corruptos y canallas, hostigan al pueblo humilde y trabajador exhibiendo riquezas que en cientos de años, trabajando honradamente jamás podrían acumular.

En este gobierno, son millones de seres humanos los que no tienen voz, aunque si votos en las elecciones.

Un pueblo con hambre, sin agua, sin luz eléctrica, pagando servicios deficientes muy caros, calles polvorientas, pagando alquiler, comprando medicinas caras, arropados por la delincuencia, por el tráfico, venta y consumo de drogas, viviendo sin seguridad, con hijos enfermos, desnutridos y sin recursos económicos, veremos qué es lo que pasa como dice el cantante Ricardo Arjona en su canción el taxista.

Si seguimos así, no habrá cabezas cuando lleguen los sombreros.

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