Por: Sergio H. Lantígua.
Scotrun, Pennsylvania, USA. – La poesía es una manifestación desentrañada del mundo interno que atosiga al hacedor cuando entra en trance creativo o transición provocante a la urgencia expresiva. Es allí mismo – en aquel instante – que el poeta asume la responsabilidad de comunicar su pensamiento a través de una moralidad aparente obediente al genotipo de la inspiración. Es difícil definir con presunción de exactitud, la naturaleza, individualismo y evolución de la poética por lo heterodoxo de su abarque; lo que sí puede ofrecerles son apariencias apólogas sin profundizar en el estímulo influyente del espíritu o el grado de esencia y su verdad interna. Por ende, la poesía nunca podrá ser indiferente al sufrimiento humano porque en sí el poema es una experiencia espiritual. De esa manera – como componedor – permito que todo lo hermoso y trágico que encierra la lucha por la vida entre con idéntica libertad en el universo de mi poética.
POR UN AZAR DEL DESTINO
No sé si era el momento oportuno en mi vida
Para otra vez entretener el juego del amor
Frustrado mi corazón se resistía a sufrir
La intensa agonía que engendra el desamor
Deseaba vivir abandonado en el olvido
Quería sobrevivir solitario en mi orfandad
Pero irónicamente tuvo que suceder así
Que sin buscarte y como algo providencial
Ahora cuando dudaba si en realidad
Quería intentar enamorarme de nuevo
Alguien como tú se cruzó en mi camino
Llegando de improviso sin anunciar su arribo
Haciendo brillar de nuevo en mis pupilas
Ese reflejo ardiente de la incipiente pasión
Porque la vida urdía volver a jugar conmigo
Y me había elegido por ironías del destino
Para que tu camino se cruzara con el mío
Y pudiera recuperar la fe perdida en el amor