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Los gobiernos: ADP y la AMD

POR: JUAN PABLO BOURDIERD – Comunicador. Reside en Santiago Rodríguez.

Los gobiernos que han dirigido los destinos de la nación dominicana han recurrido a desacreditar socialmente a sus detractores, utilizando estos mecanismos para alcanzar a quienes no han logrado convencer o engañar políticamente. Millones han caído en las garras venenosas de sus manipulaciones.

Con el paso de los años y el proceso político y electoral, estos gobiernos han dejado a muchos sin voz ni voto, como ocurrió en las recientes elecciones municipales donde los votantes expresaron su descontento. Pocos creen ya en ellos por su falta de responsabilidad y cumplimiento; la paciencia de la población se agota.

Ante la escasez de argumentos y la incapacidad de persuadir, estos políticos han optado por utilizar a los dos gremios más grandes e importantes del país, cuya labor ha sido esencial en la provisión de servicios de educación y salud: la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) y la Asociación Médica Dominicana (AMD).

Gracias a la labor de estos gremios profesionales, los dominicanos pueden afirmar que tienen acceso a servicios de “educación y salud de calidad”. Sin embargo, los políticos actuales se han esforzado en empañar y politizar el invaluable trabajo realizado por la ADP y la AMD, desmereciendo su lucha en defensa de los intereses del pueblo dominicano.

La ADP, fundada el 13 de abril de 1970, y la AMD, creada el 18 de agosto de 1891, son los gremios más grandes y mejor organizados de la República Dominicana. Estas entidades sindicales representan a profesionales de la educación primaria, secundaria y a los médicos del país, quienes han luchado incansablemente por mejorar las condiciones laborales y la calidad de los sistemas educativo y de salud.

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Los incumplimientos por parte del Estado con ambas instituciones se remontan a décadas e incluso más de un siglo. Los dominicanos se preguntan cuándo tendrán un presidente o un gobierno que realmente se preocupe por el país y su gente, y no solo durante las campañas electorales. Se espera que algún día, quien dirija la nación sea responsable y cumpla los acuerdos establecidos, para que estos gremios puedan enfocarse en trabajar para y por la gente. Sin embargo, hasta el momento en 2024, los gobiernos dominicanos siguen sin cumplir, lo que lleva a las frecuentes huelgas.

La ciudadanía aún no comprende completamente la importancia del rol que juegan estos gremios sindicales. Son similares a los comunitarios o barriales que pagando sus impuestos deben realizar huelgas y paros para que se reparen sus calles. Nadie quiere problemas en su hogar, pero cuando la ADP y la AMD convocan a una actividad, es porque el incumplimiento es tal que lamentablemente la única opción que les queda es la huelga.

La frustración no solo radica en el incumplimiento, sino también en la manipulación política de los logros y desafíos de estos gremios. Los políticos suelen atribuirse las mejoras o avances en educación y salud cuando les conviene, ignorando que estas son el resultado de las incansables luchas de la ADP y la AMD. Cuando hay falencias, rápidamente apuntan a estos gremios como los responsables, desviando la atención de su propia ineficacia y falta de apoyo.

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Por otro lado, la falta de recursos y soporte gubernamental pone en riesgo no solo la calidad de los servicios educativos y de salud, sino también la estabilidad emocional y económica de los profesionales involucrados. Los docentes y médicos enfrentan condiciones laborales desafiantes, con salarios que no siempre reflejan la criticalidad y la exigencia de sus roles. La ADP y la AMD continúan siendo su voz, luchando por un reconocimiento justo y necesario.

Finalmente, es esencial que la ciudadanía se involucre más activamente en apoyar y entender la labor de estos gremios. No se trata solo de reconocer su importancia cuando hay paros o huelgas, sino de mantener un apoyo constante y exigir a los políticos que respeten y cumplan los compromisos adquiridos con la educación y la salud. Solo así, los dominicanos podrán asegurar un futuro donde estos servicios no solo existan, sino que prosperen bajo la guía de quienes realmente comprenden y valoran su impacto en la sociedad.

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