Elegía a Manuel Agustin Saint-Hilaire

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Por: Juan Ruperto Torres.
Nunca llegará el momento en que nos eduquemos y podamos crear conciencia de que la muerte es una realidad, que la muerte, es la mejor amiga del tiempo y que con el tiempo se va haciendo implacable, y el amor el cariño, el afecto, el querer, la distinción, cuando la expresamos con el alma y la muerte llega, duele más.

La Sabaneta de mis amores entre diciembre y enero ha perdido columnas, héroes de un siglos nuevo, hombres que al acostarse soñaban con el terruño querido y al despertar una idea nueva daba luz en su mente en provecho de su comarca.

Estos hombres no nacerán mañana y si se murieron ayer están presentes hoy, y ahora, por sus buenas obras, por sus intenciones y sus prendas de valor humano, que exhibieron y brillaron en medio de su pecho. Hoy doblan las campanas como en la obra de Ernest Miller Hemingway y con sonido sordo sin quererlo escuchar, es el nombre de Manuel Agustín Saint-Hilaire, amigo incondicional de todo el mundo, amante del bien y de las buenas obras, solidario como la sangre en la herida y recio como el sol del medio día en el desierto de las vicisitudes.

Palabra alguna iguala el hondo pesar y el sentir de su partida, sus miradas fueron una pregunta constante al porvenir, sus manos siempre actuaron por el bien de los demás y sus pasos dejaron el ayer en un mañana por un mejor hoy en un amanecer.

Lo triste es pensar en sustituirlo; imposible. Nadie como él ni él como nadie. Nos toca recordar sus acciones por la vida y emular el ejemplo que en cada sol en cada luna hizo sus primaveras

Hay un lugar en mi alma reservado hasta el fin de mis días a este ser extraordinario que dispensó su amistad, respeto y cariño, por todo lo que consideró honesto y bueno, sobre todo, si guardaba alguna relación con lo que estimara fuera cierto, bondadoso y útil.

Querido amigo, quiero desamordazarte de tu muerte, levantar tu noble cadavera y decirte como Jesús a Lázaro: levántate y anda …aun te faltan cosas por hacer. Nos vemos allá. Tú en la gloria y yo en cualquier lugar que Dios estime para mí.

2 COMENTARIOS

  1. Cuan ciertas y profundas son tus palabras, quizás nunca aprenderemos ni aceptaremos que la muerte es una realidad, ya que, no resulta nada fácil ver a un ser querido o buen amigo partir de nuestro lado sin sentir dolor y tristeza, sin sentir ese prof

  2. A los AMIGOS de Manuel Agustín, que somos la mayoría de los Sabaneteros, y a sus familiares, su partida nos ha dejado el corazón destrozado, un vacío en el alma y sentimientos como los que describen mi Amigo Ruperto y Sobeida en este artículo que Rup

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