Por: Ricardo González Quiñones.
Naciste en Sabaneta, conjuntamente con las edificaciones que anunciaban la conversión en Provincia, en aquellos años dictatoriales, en los albores de la década de los cincuentas.
Te inauguraron un domingo 23 de septiembre del año 1951(que casualidad, víspera del día de Las Mercedes, no de San Ignacio), con una solemne misa oficiada para toda la comunidad católica sabanetera de entonces, por el presbítero Noel Hildervert, acompañado del cura Ciprián Rodríguez.
Su diseño rectangular, orientado Este-Oeste, con su fachada frontal apostada a la calle Gastón F. Deligne y ocupando la única manzana que posee dicha calle. Su campanario imponente, su cruz central y esa puerta de doble hojas de caoba criolla centenaria, le daba el justo balance a la parroquia más hermosa de la Línea Noroeste.
En su interior, aquel Cristo crucificado en la pared Oeste, su altar de caoba, sus pisos de mosaicos en dos colores, le daban el contraste armónico al pasillo central para recorrerlo en un agradable espacio-tiempo. Sus bancos de fina caoba y esmerada forma, los ventanales laterales con simétricas molduras y vitrales encantados, y los imponentes murales, obras del artista mundialmente famoso Vela Zanetti, rompían con esplendor y belleza la majestuosidad de nuestro templo.
Pero en el año 1986, un cura llamado Félix Allende, que vino sabrá Dios si de allende los mares, le pareció que nuestro santuario, que es la historia viva de nuestros monumentos sabaneteros, era muy pequeña para dar misas, y había que destruirlo y convertirlo en un almacén de almas.
Sin consultar los que estudiaron conservación de monumentos, hicieron colectas y dañaron el templo. No entendían estos “enviados”, que este monumento era un hito intocable de nuestra ciudad. Si no cabían los feligreses, debieron de hacer cinco misas diarias y así se turnaban para asistir a la iglesia. Total para eso es que existen los curas.
Apostaron al desastre y lo consiguieron, destruyeron la capilla más bonita del Noroeste. Pero aun esto no acaba aquí, queridos lectores. Pues ni en la casa curial, ni mucho menos en el Ayuntamiento Municipal, están los planos de la “remodelación”. No existe el presupuesto de lo que se gastó en este adefesio, quiénes aportaron el dinero, y qué pagaron por este trabajo.
En el lapsus, desbarataron la entrada principal, cambiaron la dirección de la entrada al templo, le pusieron unos bancos de pino tratado con diseño muy diferente al original, destrozaron los murales, le pusieron mosaicos muy diferentes a los que tenía originalmente, le hicieron una verja que no combina con el templo y al final se perdió la esencia.
Quién era este tal Félix Allende?
Quién era el obispo de entonces?
Quién era el Alcalde de entonces?
Dónde estaba el pueblo de Sabaneta?
No hay nadie preso?
Los pueblos que permanecen dormidos, no oirán cuando le doblen las campanas.
Hasta pronto, Dios querrá
Ricardo González Quiñones
Sabanetero
Gracias Ricardo por el articulo y sobretodo por la fotografia de la iglesia que tanto visite en mi ninez y adolescencia. Su destruccion se debe a la falta de capacidad de los funcionarios que aprobaron su destruccion.
Estimado amigo por conocer Ricardo González: En ese profanado templo a la veneración del Supremo fuí bautizado y cumplido una promeza que hiciese mi padre de caminar descalzo desde Bolsillo hasta la misma. Así han ido desapareciendo – cual fúnebre y