En conmemoración del Día del Síndrome de West, el Dr. Bienvenido Segura destaca la importancia de sensibilizar sobre esta grave condición neurológica que impacta a niños en su primer año de vida. A través de la detección temprana y el conocimiento, se busca mejorar el manejo y la calidad de vida de los pequeños afectados y sus familias.
Por: Juan Pablo Bourdierd.
Sabaneta, Santiago Rodríguez, RD. En conmemoración del Día del Síndrome de West, celebrado cada 10 de abril, el Dr. Bienvenido Segura, distinguido pediatra, hace hincapié en la importancia de esta fecha para la medicina infantil. Este día busca sensibilizar sobre una condición neurológica que afecta principalmente a niños menores de un año, conocida también como espasmos infantiles.
El síndrome de West es una encefalopatía epiléptica grave que se manifiesta en los primeros meses de vida, típicamente entre los dos y doce meses de edad, siendo más común entre los cuatro y ocho meses. El Dr. Segura explica que esta condición se caracteriza por el desarrollo normal del niño hasta que comienza a experimentar pequeños espasmos o movimientos involuntarios, similares a convulsiones muy breves, que pueden durar de uno a dos segundos.
Estos movimientos involuntarios pueden presentarse de varias maneras: el niño puede doblar la cabeza hacia adelante, flexionar el cuello, el tórax, el tronco, cruzar los brazos, entre otros. Como consecuencia, el pequeño deja de sonreír, gatear o balbucear, y deja de seguir objetos con la mirada, lo que puede llevar a confusiones sobre su capacidad auditiva o visual.
Los espasmos, aunque breves, pueden ocurrir frecuentemente, desde 10 hasta 60 veces al día. Estos episodios pueden manifestarse junto con convulsiones o risas inexplicables, generalmente antes de dormir o al despertar, y en ocasiones se confunden con cólicos abdominales.
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El origen de esta condición fue identificado por el médico británico William James West en el siglo XIX, tras diagnosticar a su propio hijo. El síndrome de West presenta un pronóstico y síntomas variables, que dependen en gran medida de la causa subyacente, la cual no siempre se logra identificar.
La relevancia del Día del Síndrome de West radica en su capacidad para informar y educar a la población sobre una afección que, aunque poco frecuente, representa un desafío significativo en el campo de la pediatría. El conocimiento y la detección temprana son cruciales para el manejo y tratamiento adecuados de los pequeños afectados, subraya el Dr. Segura. Con el compromiso de profesionales como él, se espera aumentar la conciencia y mejorar la calidad de vida de estos niños y sus familias.