Es que El Noroeste es tierra de valientes e intelectuales
Por: Ricardo González Quiñones
Circunscrito, como lo indica su nombre, en la parte norte y hacia el oeste de esta media isla, se alza “La Línea”, como estandarte de los acontecimientos más contundentes que han acaecido en nuestra patria desde la llegada de los europeos.
Y es que fue por El Noroeste que desembarcó el genovés, aquel lúgubre diciembre del 1492, en el lugar que él bautizó como La Isabela.
Fue en el Noroeste, en Dajabón, donde se libraron las dos últimas batallas para consolidar la Independencia y la separación del pueblo haitiano de nuestra nación, y salimos vencedores en ambas, La Batalla de Beller el 27 de octubre del 1845 y La Batalla de Sabana Larga el 24 de enero del 1856.
Fue en El Noroeste donde se incubó e inició la Guerra de la Restauración, siendo Sabaneta la tierra madre del ideal restaurador. Aquel glorioso domingo 22 de febrero del 1863. Y es por esta victoria redentora que nos bautizaron como “País Legendario” y “El David del Caribe”.
Fue en El Noroeste donde se inició la primera resistencia en “La Barranquita”, en Mao, contra la Intervención Norteamericana del 1916-1924. Pusimos los primeros mártires y también, los primeros héroes y valientes.
Fue en El Noroeste, en la finca de Charlie Bogaert, en Mao, donde nació el Movimiento 14 de Junio (1J4).Cuando Manolo, Minerva, Leandro, Pipe Faxas y muchos patriotas más, sin ningún interés material decidieron ofrendar sus vidas por la libertad de su pueblo.
Acaso no fue en El Noroeste donde nacieron Santiago Rodríguez, Pedro Thomas, José Marte, Francisco Suriel, Francisco Bueno, José Cabrera, Alejandro Bueno y Polón Méndez.
Fue en las entrañas de El Noroeste que nacieron Manolo Tavares Justo, Carlos Daniel Grullón, Máximo Cabral y Luis María Disla, entre otros.
En El Noroeste nacieron intelectuales de la talla de Manuel Rueda, José Ramón López, Olga Lobetty Gómez, Pedro Carreras Aguilera, Edwin Disla, Juan de Jesús Reyes, Ángel Miolán, Bolívar Belliard Sarubi, entre otros.
Es que los pueblos no son ni grandes ni pequeños, sino del tamaño de la gallardía con que lo defienda cada uno de sus habitantes.
Hasta pronto, Dios querrá
Ricardo González Quiñones
Sabanetero
Y sin temor a equivocarme, y me corriges Ricardo Gonzalez, cuando se libro la batalla en la plaza de Sabaneta, de libros que pude leer, hace años y Don Cesar Saint-Hilaire los puso en mis manos, que los españoles decían, que si los hombres eran de la