POR: SANDRA FERNÁNDEZ – Escritora. Reside en Santiago Rodríguez.
Hola, mis queridos amigos, espero estén disfrutando de un día maravilloso, hoy como cada sábado, es una costumbre de nuestro segmento Ecos de Personajes Poéticos, traerles un personaje diferente, siempre tratando de dar oportunidad a todos los poetas, porque la poesía es todo un universo, donde cada uno puede convertirse en una estrella diferente, Ecos de Personajes Poéticos surge con la intención de mantener viva la literatura, y ponerle rostros a la misma, y el periódico digital SabanetaSR., es nuestro cómplice en esta noble tarea.
Hoy quiero dar gracias a los que durante todo un año han leído cada sábado este segmento. Ecos de personajes poéticos el 23 de octubre cumplió su primer año, gracias del alma, por el apoyo de cada uno de ustedes.
El personaje poético de hoy es un escritor chiricano, como el mismo se dice, es un gran personaje, lleno de vida y alegría, nacido en Panamá, con el que tenemos el gusto de compartir, ya que coincidimos en algunos grupos y chat poéticos. Al pensar en este poeta me viene a la mente una frase de Calderón: “Discreto amigo es un libro: qué a propósito que habla siempre en lo que quiero yo. Y que a propósito calla siempre en lo que yo no quiero sin que puntoso me haga cargo de que por qué le elijo, o por qué le dejo. Blanda su condición, tanto que se deja buscar si agrada, y con el mismo semblante se deja dejar si cansa“. Pero dejemos que sea el mismo quien se presente.
Empezamos:
EPP: – ¿Podría decirnos tu nombre completo y lugar de nacimiento?
MEMP: Mi nombre público y legal es Manuel Emilio Montilla Pascual. Mi nombre usual es Manuel E. Montilla y mi designación de orden ancestro-filial es Mohammed Ibn al-Mont-y-la. Mi célula familiar procede de territorios al norte de la India, emigrando, posteriormente, al Oriente Medio a través de la Ruta de la Seda y de allí por el norte de África, entrando a España. Por esa travesía devinieron al Caribe y Sudamérica. Mis abuelos paternos migraron desde las demarcaciones costeras y selvas colombianas. Mis abuelos maternos son de la región de fundacional de Coclé, en Panamá.
Parte de mi rama familiar se ubica en Eritrea y desciende por línea paterna de Ras Tafari Makonnen, más conocido como Haile Selassie. Sin embargo, nuestro más ilustre antecesor en las arenas desérticas fue el famoso Hasan ibn al Sabah, el primero en ser llamado “Viejo de la Montaña” y líder de la secta de los Hashashin o Asesinos.
También podemos anotar entre nuestros ancestros a la histórica Reina de Saba, a los poetas chinos Du Fu y Meng Hao Ren, así como al preeminente matemático, astrónomo y bardo persa Omar Khayyam. En Nuestra América don Mariano Montilla, quien fungió como secretario del Libertador. Esto es por la progenie paterna.
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Entre los ascendientes de la línea materna, contamos con mi abuelo Emiliano Pascual, famoso por sus tropelías en las montañas coclesanas y quien lucho al lado del General Victoriano Lorenzo, héroe epónimo de la indiada, y posteriormente en las huestes del Dr. Belisario Porras, tres veces presidente de Panamá, y quien le honró en múltiples ocasiones por su valor e hidalguía en las luchas libertarias.
EPP: -¿Quieres contarnos alguna anécdota, o algún acontecimiento de tu vida literaria que merezca ser contada ?
MEMP: Por mi parte y para mis andanzas personales cultivo la mala memoria. Pero puedo compartirles una anécdota como lector. Además, es ejemplar de cómo trabaja un escritor de gran prosapia. Durante más de treinta años fui amigo muy cercano al egregio escritor chiricano Dimas Lidio Pitty, fallecido hace unos años. Y durante ese tiempo fui lector asiduo de su obra (antes de su publicación). Todas las mañanas, yo trabajo de noche, antes de retirarme al descanso, recibía una llamada o un correo del poeta con su último escrito. Lo comentábamos y cambiábamos opiniones.
Debo anotar que mi único mérito es ser un lector constante. Pero, en esos encuentros pude apreciar cómo se iba desarrollando la obra de un poeta. De cómo cada texto era rehecho una y otra vez, pulido como un diamante, hasta que el poeta encontraba la palabra exacta, el verso preciso. Que era menester encajar, para encontrar esa cadencia especial que presenta la gran poesía. Recuerdo que el poeta siempre me decía que borrase el anterior ejercicio, y de algunos había más de cuarenta o cincuenta variantes.
A pesar de eso, archivé algunos de esos textos y así se puede constatar el desarrollo de una idea que se va transformando y convirtiendo en un excelente texto. Muchas veces le decía a Dimas Lidio: poeta esto ya está perfecto. Y al día siguiente me sorprendía con una nueva versión mejorada. Ahí aprendí la importancia de corregir una y mil veces cualquier escrito para obtener la óptima versión posible.
La corrección pertinaz de los escritos es fundamental para todo gran escritor. A veces veo personas que se autoproclaman escritores y viven con la premura de publicar lo primero que escriben y enseguida pienso… en realidad ese no es un escritor, es un simple pergeñador de cuartillas…. y por supuesto de malas, pedestres e inconclusas cuartillas.
EPP- ¿Piensas que hay diferencia entre un poeta y un escritor?
MEMP: Contestaría con unas interrogantes. Primero, ¿para qué sirve un poeta? Segundo, ¿para qué sirve la poesía? Tercero, ¿son necesarios los escritores para algo más que simples cronistas de las historias de los vencedores? Cuarto, ¿un escriba tiene decisiones sobre lo que anota o solo debe ser una máquina copiadora? Entre un escritor y un poeta conceptuó la misma similitud que tendrá un cardiólogo y un mecánico.
Ambos trabajan con un motor, el corazón es el motor de nuestro cuerpo, la diferencia exigua es que mientras el galeno debe trabajar con el motor encendido, el mecánico puede apagarlo e irse a descansar y no pasa nada. El escritor puede trabajar con la donosura del mecánico. El poeta trabaja con la urgencia del que quiere salvar una vida o un universo.
EPP- ¿Cuáles son los temas que más te gusta desarrollar en tus poemas?
MEMP: Por lo general mis escritos se fundamentan en temas filosóficos y de conceptos vitalistas. De alguna forma voy dando forma a la amalgama de las palabras que brotan para signar la profunda desazón del existir y sus múltiples variantes.
EPP- ¿Cuál es tu autor o autora favorito/a?
MEMP: Tengo una biblioteca personal de entre diez a doce mil volúmenes de distintas disciplinas. Mis intereses son intemporales y, cual Borges, podría enunciar que me precio más de lo leído que de lo poco y torpe que me ha sido plausible escribir. Así que mis autores son múltiples y variados.
Empero te podría anotar, como conjuntos, a los poetas franceses malditos, a lo más granado de la literatura del siglo de oro español, a las literaturas orientales, india, japón, china, a los textos ancestrales de Abya Yala, a la gran prosa europea del siglo XIX y a los constructores de la actual y vibrante literatura iberoamericana, sin dejar de anotar las literaturas rusas, alemanas y africanas, de ayer y de hoy.
EPP- ¿QUÉ ANHELO O QUE SUEÑO PUDISTE VER REALIZADO, QUE TE HAYA HECHO MUY FELIZ?
MEMP: Vivir cada día con intensidad. No necesito más. No se necesita más. Como siempre expreso que: «el que quiera traiga la música, la salsa la pongo yo».
EPP- ¿Qué te inspira a la hora de escribir?
MEMP: No creo en la inspiración. Las musas son entidades volátiles y de poca confianza, inútiles y superfluas. Todo creador, sea literario o de cualquier arte, debe ser como un trabajador de la forja, como Vulcano, doblegando a las palabras, o a su arte, con el fuego y el martillo. En un trabajo arduo y sin termino. Lo medular ni siquiera es escribir ese primer texto embrionario, sino la búsqueda de la perfección al corregir denodadamente una y otra vez el manuscrito inicial.
La perfección inalcanzable debe ser nuestro norte, y derrotados una y otra vez, continuar como posesos enarbolando la pluma en búsqueda de lo innominado. El primer mandamiento de todo creador, sea cual fuere su asignatura, es leer, leer, leer. Solo después de leer diez mil libros se deberá escribir una línea que seguiremos corrigiendo el resto de nuestra existencia. Y que, tal vez, cual anota el poeta ciego, será la que justifique nuestra pueril existencia.
EPP- ¿Cómo te gustaría que te recordaran?
MEMP: Como externa Borges en uno de sus textos más precisos, «la carrera es al olvido. Yo he llegado antes». La simpleza humana necesita creer en un futuro terrestre y nuestro, en una memoria que pervive a la existencia aún hasta después de la muerte y, por igual, en un lugar para ser acogidos posterior de la partida del cuerpo, a la vera de alguna deidad protectora e inicua. La realidad es que una cosa y otra son intrascendentes.
Conformamos parte ínfima de un Universo en expansión exento de tiempo y espacio. ¿Qué le importa a Cervantes, Shakespeare, Miguel Ángel o Leonardo, Mozart o Beethoven, que hoy los memoremos? Nada. Absolutamente, NADA. La memoria posterior es una futilidad humana, una suerte de placebo para nuestro desmesurado ego. Yo prefiero estar más allá del olvido. En la nada. Como escribe Torres García: «del misterio para allá».
EPP- ¿Cuál sería una de la forma más antigua de la literatura y cuál es la que más te gusta leer?
MEMP: Quiero imaginar a nuestros primeros ancestros, antes de la invención de cualquier tipo de lenguaje, gesticulando con sus miembros, su cuerpo y su faz para tratar de comunicar algo al resto de su reducido grupo. Ese fue el primer proto atisbo de comunicación, el más lejano inicio de literatura. Cuando el primer ser casi humano logra comunicarle a otro de su especie ese mensaje que el tigre está al acecho o de dónde queda la corriente de agua más próxima. Ese es el más hermoso poema creado nunca.
Para la lectura soy muy ecléctico. Con Terencio, creo que «todo lo humano me incumbe». Que todo es digno de conocimiento. No importa lo baladí que pueda parecer. Mi abuela paterna me inició en la lectura desde los tres años, a los cuatro ya leía con denuedo a Emilio Salgari o a Julio Verne. Poco después devoraba a Alejandro Dumas y a Víctor Hugo, a Honorato de Balzac y a los poetas orientales. Luego vinieron Cervantes, Quevedo y Góngora.
El desarrollo de la imaginación a través de la lectura es el aporte más trascendente de lo humano. Si de una debacle solo pudiese salvar un libro, ese sería El viejo y el mar, de Hemingway. Si fuese posible salvar otro, no dudaría en Las mil noches y una noche. Y de haber un tercero ese sería sin dudarlo El Cándido, de Voltaire. Y si pudiese salvar una biblioteca, de seguro seria la biblioteca circular e infinita de Borges.
EPP- ¿Cuál entiendes que es el personaje más impresionante de la literatura universal?
MEMP: De ser personajes de ficción anotaría dos, el príncipe Hamlet, doloroso y desgarrado, y el hidalgo caballero más noble y enloquecido, Don Alonso Quijano y su alter ego Don Quijote, el de la Mancha. Si fuesen escritores anotaría igual a dos, el proteico Honorato de Balzac y el invidente más lúcido, Jorge Luis Borges.
EPP- ¿Qué consideras que hace falta para que un poema sea buena poesía?
MEMP: Que le rompa la tranquilidad al lector, que sea como un puñetazo o una cuchillada, que le despierte y lo inste a pensar, a sentir y a vivir. Para eso sirve la Poesía. Solo para eso, y para nada más. Por ello es imprescindible. La Poesía nos hizo humanos y nos devela nuestra senda entre las inmensidades estelares y las estrellas extintas. Somos en cuanto somos seres poéticos.
EPP- ¿Qué considera que es lo más difícil de ser escritor?
MEMP: La vanidad de lo fútil e intrascendente. El creerse escritor y, peor aún, el creerse un buen escritor. El no llegar a la humildad de reconocer lo vano de todo esfuerzo humano. De que nuestros pasos solo son briznas de arena en la marcha del universo. Que estamos aquí para construir castillos de arena que la mar debe deshacerlos a la primara ola. Pero que debemos seguir construyéndolos porque es nuestra ínfima secuencia de acontecimientos para el justiprecio de la vida y que, no sabremos nunca si somos aquella mariposa que sueña, desde el cuento oriental, o si somos el soñador que sueña con ella.
EPP: ¿Cuál ha sido tu mayor logro a nivel literario?
MEMP: Reconocer mi ineptitud, levantarme y seguir adelante solo por el gusto lúdico de continuar de cara al viento de la nada y mirando el empíreo con la candidez del primer homínido. Conocer la humana derrota y concebir que, de alguna manera la tinta sigue fresca y que no es permitido dejarla secar. Que no nos está aprobado postergar la esperanza. Reconocer y externar, como el personaje de Carlos Fuentes en Terra Nostra, que: «el mejor de los mundos posibles… es aquí y ahora».
EPP- ¿Cuál considera que es su mejor frase o alguna palabra que le defina como persona?
MEMP: Mis tres lemas de guerra son: «adelante, siempre adelante», «¿Rendirse? ¡Nunca!» y «La Cultura hace la diferencia», con sus variantes: «La Poesía hace la diferencia» o «El Arte hace la diferencia».
EPP- Y por último ¿Para qué sirve la literatura?
MEMP: Para nada. Y para todo. Sin arte seriamos solo simios políticos y pendencieros.
Wau tremendas respuestas, de verdad que me ha dejado este invitado con unas ganas de seguir leyéndolo y aprendiendo de tanta sabiduría que hay en cada una de sus respuestas, muchísimas gracias, Manuel, de verdad que su personalidad es encantadora, pero su intelecto mucho más, estoy super contenta de conocerlo, un poco más allá, de lo que se deja apreciar en los medios donde hemos compartido, pero algo más que nuestros lectores deben saber, es que, este poeta se describe como un viandante, noctívago, desmesurado, inverecundo, disidente e infausto. Investigador visual y literario, promotor y gestor cultural. Diseñador gráfico y editor alternativo. Coleccionista, curador de arte, comunicador interactivo, artista plástico multidisciplinario. Herrero de la palabra.
Lector irredento del divino marqués, de los sonetos rijosos del Aretino, de las sátiras mordaces de Quevedo, del culterano Góngora, de Lucio Anneo Séneca, de Epícteto, del emperador estoico Marco Aurelio, de los poetas malditos del orbe (entre lupanares y hetairas), de las distopias para un universo borgiano, de las literaturas orientales y africanas, de las voces de sangre de los ancestros de Abya Yala, y de la vertiente procaz de Apollinaire.
Hombre sin patrias ni cosmogonías. Ha efectuado extensos periplos de investigación y confraternidad artística por América Latina y Europa. Vive al borde del abismo existencial y su morada en tránsito, en este efímero periplo terrenal, se ubica en la encrucijada de las tierras de las muchas aguas, Yi iri quibi, la egregia República de Chiriquí.
Abomina de la falacia y de la impostura. Encuentra solaz en el silencio, el olvido y la penumbra. Apóstata, fornicario, abigarrado de horizontes. Desciende, por línea paterna, de Ras Tafari Makonnen, conocido como Haile Selassie.
Nació en el año del tigre, en el calendario de las deidades chinas. Y en el tiempo de los peces, en las idolatrías occidentales. Un día veinte, a las dos horas de una tarde esplendente y luminosa. Todo ello, en realidad, no tiene importancia alguna, por cuanto los hombres, cual anota Epicuro: «frente a la muerte, vivimos en una ciudad sin murallas».
Director Ejecutivo de la Fundación para las Artes Montilla e Hijos, de la Pinacoteca de Arte Contemporáneo de Chiriquí, del Sistema Editorial Fundación, de la Sociedad Panameña de Acuarelistas y del Consorcio Literario Ateneo V.
Vive, su tránsito terrestre, en la mágica ciudad de David, capital egregia de la República de Chiriquí (sin menoscabo de urdir fantasmas que «vienen de Panamá»), donde se dedica a la gestión cultural, a las investigaciones visuales y literarias, al diseño alternativo, a la edición de libros y publicaciones culturales, a los estudios filosóficos y etnológicos, y al arte público.
A ustedes mis queridos lectores, les deseo un lindo día, estaremos el próximo sábado con otro segmento similar, a disfrutar de la vida sanamente, y aprender a amarnos tal como somos, hasta la próxima.