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Los agentes policiales y los poderes salvajes


Por Arismendy Rodríguez, profesor de Derecho Constitucional (UAPA).
A todos no llena de ira e impotencia el azote delincuencial que parece ganarle la carrera a los organismos del Estado llamados a combatirle. No pasa un día sin que en la República Dominicana no tengamos que lamentar la irreparable pérdida de ciudadanos o ciudadanas, sin importar el estatus social, que caen abatidos por desaprensivos delincuentes.

Cada cierto tiempo la situación se agrava y desborda nuestra capacidad de asombro.
Aunque los casos delictivos que cobran vidas humanas son el pan nuestro de cada día, no todos llegan a los medios de comunicación ni a todos se le presta la misma atención.

 

El caso más reciente que ha consternado a la población fue la muerte de una agente asignada a la AMET Carmen Torres Báez, cuya vida fue sesgada a plena luz del día para despojarle de su arma de reglamento.

 

Fuimos testigos del drama y angustia en que quedó sumida la familia de la agente caída abatida cuando apenas iniciaba sus labores, familia que quedó privada de quien fuera su principal sustento.

 

La sociedad en pleno reclamó justicia, demandando de las autoridades una rápida respuesta apresando a los verdugos responsables del hecho de sangre y que respondieran ante la justicia por el horrendo crimen.

 

Todos aguardábamos el despliegue de un trabajo de inteligencia bien llevado por el cuerpo policial que diera como resultado el apremio de los sindicados como responsables y que la sociedad tuviera la oportunidad de conocer las reales causas que motivaron a los malhechores a cometer el hecho. Pero no, según la versión de la policía, en supuestos intercambios de disparos en menos de 24 horas cayeron muertos dos de los

señalados como responsables.

 

Un manto de dudas cubre el accionar de la policía, pues, no todo el mundo quedó convencido de que se tratara de un intercambio de disparo, sino que también se maneja la especie de que la policía pudo haber ejecutado o acribillado a los presuntos delincuentes. Duda que quedara reforzada por las declaraciones previas de un alto oficial de las fuerzas armadas que se destapó proponiendo que no tuvieran que responder ante los tribunales los agentes que maten delincuentes.

 

Una propuesta populista, que recibió un abrumador respaldo ciudadano, pero que envuelve una gran falacia y que resulta harto peligrosa en un Estado donde se respete mínimamente la legalidad.

 

Todo parece indicar que la policía, ante la caída de una de los suyos, salió resuelta a saciar su sed de venganza, aunque ello significara recurrir a poderes salvajes y desmesurado propio de un estado de naturaleza que no conoce límite.

 

Si la única vía que tiene la policía para enfrentar el crimen es matando delincuentes y que por demás no tengan que responder ante los tribunales, simplemente estamos fracasados como país. Esto no soluciona el problema de fondo, sino que lo agrava sobremanera. En lo adelante cualquier ciudadano quedaría expuesto al aniquilamiento impune a manos de un oficial, el cual se vería más que motivado a eliminar personas sin ningún miramiento y luego destaparse con la ya proverbial versión de que se trataba de un reconocido delincuente con el que se enfrascó en un intercambio de disparos.

 

Un problema mayúsculo que sume en el desasosiego a todo aquel que piense más allá sus narices y que no se deje arrastrar por el pernicioso populismo penal tan en boga en países de escasa institucionalidad o de políticas de seguridad.

 

Los poderes salvajes a los que recurrió y parece seguir recurriendo la policía, no resultan compatible con un Estado mínimamente civilizado o apegado a la ley. Hace muchos siglos que los precursores de la teoría política moderna dieron cuenta del gran salto de la humanidad, aquel consistente en el abandono de la fuerza bruta ilimitada y el arribo al imperio de la ley.

 

El paso del salvajismo a la civilización implicó el abandono de la venganza privada y la instauración de límites, se prefirió el gobierno de las leyes y no el de la fuerza, pero al parecer mucha gente todavía no ha entendido eso. A Dios que reparta suerte.

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7 COMENTARIOS

  1. Muy bueno….pero desde hace mucho otros profecionales han dado declaraciones en el mismo tenor….no sabemos donde llegaremos ,pero si de algo estamos seguros es que a la policía se le paga para mantener el orden y no para matar…..es algo tenebros

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