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La nobleza de Plácido Domingo

Por: Alfonso Diez (alfonso@codigodiez.mx).

Éste es el año de Plácido Domingo. Celebra sus 70 años de vida y ha recibido muchos homenajes en España, en México, en Los Ángeles… En todo el mundo.

De muy chico llegó a México de la mano de sus padres, Pepita Embil y Plácido Domingo padre, quien le decía de cariño Placidín.

Lo vimos ayudando en las tareas de rescate en Tlatelolco, cuando el terrible terremoto que azotó a México en 1985 y sabemos que nunca niega su apoyo a las causas que lo requieren.

Aunque tiene casas en Acapulco, Madrid y Nueva York, su hogar es el mundo.

Por eso, desde hace tiempo circula en Internet un archivo elaborado en PowerPoint como homenaje a Plácido Domingo que probablemente usted, apreciable lector, conoce. Se refiere a lo que hizo por el tenor José Carreras. Conocer tal historia implica saber porqué Plácido tiene el lugar que ha logrado en el corazón de todos, no sólo por su voz.

José Carreras (Foto: FE).

Dicen que Cataluña y Madrid han tenido cierta rivalidad de tiempo atrás, acentuada por la autonomía que buscan los catalanes y resulta que Plácido nació en Madrid y Carreras es catalán. Parece ser que se enemistaron por cuestiones políticas.

Dicen (otra vez el famoso dicen) que cuando se presentaban en algún lugar ponían en su contrato, como condición para trabajar, que el otro no fuera invitado.

Pero en 1987 surgió para Carreras un enemigo más grande que Domingo, le diagnosticaron leucemia.

La lucha para salir del cáncer fue tremenda, se hizo el autotransplante de médula ósea y se sometió a un tratamiento de cambio de sangre que requería que viajara a los Estados Unidos una vez al mes.

Así no podía trabajar y a pesar de que contaba con un buen capital éste resultó mermado debido a los viajes y al costo del tratamiento.

No podía seguir adelante con ese ritmo de gastos y fue cuando se enteró de que en Madrid se había abierto una fundación cuyo único objetivo era ayudar a los enfermos con leucemia.

Carreras se sometió a tratamiento en esa fundación llamada “Hermosa” y gracias a eso pudo volver a cantar y se colocó de nuevo en el lugar de privilegio que sólo logran los buenos tenores.

Pero su sorpresa vino cuando al leer los estatutos de “Hermosa” se enteró de que el fundador y presidente de la fundación era Plácido Domingo.

Supo también que Plácido quiso mantenerse en el anonimato para que Carreras tomara el tratamiento y no se sintiera desanimado porque quien lo auxiliaba era “su enemigo”.

El encuentro entre los tenores fue conmovedor.

Plácido se presentaba en Madrid para dar un concierto y sorpresivamente llegó Carreras, se arrodilló a sus pies, le ofreció una disculpa y le agradeció lo que había hecho por él.

Plácido lo ayudó a levantarse, le dio un fuerte abrazo y ese fue el comienzo de una gran amistad.

Entrevistado posteriormente por una periodista, ésta le preguntó por qué había creado la fundación cuando sabía que iba a ayudar a quien lo consideraba su enemigo y además era uno de los pocos tenores que podían significarle competencia.

La respuesta de Plácido fue breve y concisa: “Porque no se puede perder una voz como esa”.

Ese es Plácido Domingo.

¡Felices 70 y que cumplas muchos más!

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