Entre todos los placeres, el más noble y agradable es la lectura.
Cicerón
En las últimas décadas se han detectado múltiples problemas que afectan en gran medida la calidad y el rendimiento de la educación dominicana. De todos ellos me limitaré a citar solo uno “La comprensión lectora” porque entiendo que es la más prioritaria y la que por la importancia de su envergadura no admite demora.
Según Weawer y Resnick (1979, citado por Isabel Solé, Comprensión Lectora, pág.21), durante mucho tiempo leer había sido asimilado a declamar el texto impreso: ‘’leer significaba lectura oral y se asumía que el texto había sido comprendido cuando su pronunciación era clara y correcta’’. Lamentablemente esa concepción de la lectura ha repercutido en la comprensión lectora de los discentes en todos los niveles y grados de nuestra educación. Una prueba de esto, son los resultados de estudios realizados recientemente con estudiantes dominicanos del Nivel Básico por el Consorcio de Evaluación e Investigación Educativa (CEIE), donde los niveles de comprensión lectora alcanzado fueron muy bajos.
El enfoque funcional textual y comunicativo postula, que la comprensión lectora va más allá de un simple leer, no se limita al mero hecho de descodificar, sino más bien, a la interacción del lector con el texto, para construir otro texto acorde a sus necesidades e intereses. Sin embargo, en nuestros alumnos y alumnas la comprensión lectora es muy pobre, se circunscribe a un solo tipo de comprensión: la literal. En este nivel el lector no tiene que hacer ningún esfuerzo cognitivo para enfocar una respuesta porque el texto se la proporciona de forma explícita. Esta situación genera en los y las discentes un aprendizaje memorístico y poco significativo.
En efecto, esa deficiencia de comprensión lectora se evidencia en todos los grados y niveles de nuestra educación y lo podemos comprobar cuando la gran mayoría de nuestros escolares divagan a la hora de identificar las ideas esenciales del texto que leen. Yerran si se les pide diferenciar la idea principal o tópica de la secundaria; y comentar con criticidad un texto, muy poco lo hacen para no decir ningunos.
También, si les pide hacer un resumen o una síntesis en su defecto lo que hacen es mutilar el texto porque confunden estas estrategias de lectura.
Claro está, que ante esta dificultad todos los actores del proceso enseñanza aprendizaje no podemos mantenernos al margen. Debemos comprometernos todas y todos a erradicar esa problemática de nuestras aulas. Es posible que ante ésta situación nos preguntemos ¿cómo vamos a exterminar este problema?, un problema en el que también inciden: la situación social, económica y cultural del individuo. Siendo así, los incito a convertirse en arquitectos y arquitectas de estrategias que propicien aprendizajes significativos.
También, los invito a: que en el transcurso de la lectura en el aula se promuevan todos los tipos de comprensión lectora (la literal, la crítica y la inferencial). Que trabajemos las estrategias propuesta por Solé 1994, (prelectura, durante y después). Que se utilicen textos completos para así contextualizar el contenido de una forma eficaz. Y finalmente, que el texto esté acorde con la edad, el grado, el nivel y los intereses de la o el lector.
Lic. Maura Yamiris Peralta Saint-hilaire.