Por: Ricardo González Quiñones.
“Nunca habrá una última batalla, mientras exista un mundo donde luchar”
Anónimo
Esa derrota que nos propinaron los españoles en nuestra Plaza de Armas, hoy Parque don Juan Rosado, aquel jueves 5 de marzo del año 1863, en donde pereció nuestro inmenso José Marte, y fueron hechos prisioneros y luego fusilados los mártires Antonio Batista y Pedro Thomas, fue la chispa que encendió la antorcha de la libertad y el espíritu revolucionario de nuestros héroes restauradores.
Hungría tenía a su cargo más de cuatro mil soldados, mientras nuestros muchachos eran apenas 135 patriotas que con valentía épica, le hicieron frente a las huestes extrajeras. Es al día siguiente de esta derrota, que Santiago Rodríguez hace la reunión, que algunos le llaman convención, en Los Almácigos y comienza diciéndole a los allí reunidos estas acotaciones: “que nadie aquí se crea que el movimiento ha sido derrotado, sino descubierto a destiempo, nosotros somos hombres vencedores de mil batallas…..”
Y desde ahí se fueron a Haití por 172 días a preparar la lucha más grandiosa que país alguno haya librado, con una desigualdad en hombres y armamentos tan inmensas que fuimos bautizados después de la gran victoria como el David del Caribe. En alusión al enfrentamiento bíblico entre David y Goliat.
Mañana se cumplen 154 años de esa gran epopeya bélica y sabrán que:
No se tocará el Himno Nacional mañana (ni siquiera tenemos banda de música).
No saben las autoridades municipales ni las gubernamentales sobre este magno episodio de la historia de nuestro municipio.
No habrá desfile por las calles José Marte y Pedro Thomas.
No tenemos una calle con los nombres de Antonio Batista y Cándido Fanfán.
No existe en Sabaneta una calle con el nombre de Batalla del 5 de marzo.
No existe en Sabaneta una calle con el nombre de Calle Restauración.
No existe una tarja con las biografías de Pedro Thomas y José Marte.
No existe en ningunos de nuestros centros escolares una foto y la biografía de estos mártires restauradores.
Qué pena, este pueblo soñoliento, solo debe tomar su cruz y salir a deambular por la Vía Apia, y ojalá que cuando se le pase el efecto del somnífero, el municipio no sea más que un cuento de andrajos y misterios.
Hasta pronto, Dios querrá
Ricardo González Quiñones
Sabanetero
Excelente, no sólo las autoridades locales desconocen las acciones de estos patriotas y mártires, sino también muchos de los que leemos y nos interesa la historia de las raíces primigenias de nuestra nacionalidad. Tu eres libro abierto para conocer