Por el Arq. Ricardo González Quiñones
Tengo la seguridad plena, que este será mi artículo de opinión más triste que habré de escribir en toda mi vida, pero creo que callar me hace más daño que escribir.
Quise despedir a mi Madre con una Elegía, se que es triste, pero también se que ayuda a desahogar el alma.
Gracias Sabaneteros, Gracias SabanetaSR.com
A TI MAMA:
– Que sacrificaste juventud, fortaleza y vida, para darnos vida, fortaleza y juventud.
– Que nunca rompiste el cordón umbilical que alimenta la vida y el alma, para
conservar siempre el suspiro de amor para con nosotros.
– Que desplegaste un océano de amor en quince vidas, con el norte de la honradez
surcando por tus sienes.
– Que no dormiste, sabe Dios cuántas veces, para cuidar calenturas de retoños y
entrañas.
– Que nos diste de tu pecho el néctar con que crían las madres verdaderas.
– Que subiste hasta la gloria desde un páramo terrenal a una cubierta celeste.
TE FUISTE VIVA MAMA:
Desde aquella tarde de otoño, que no sabías identificar los rostros perplejos de tus hijos.
Desde aquel suspiro por encontrar un ruta directa hacia la luz.
Desde el momento en que tus sienes no veían más que un mundo de papeles picados
y trazos desorientados.
Desde aquel invierno tibio depredado, en que navidad y año nuevo, eran iguales o
desapercibidos para ti.
Desde que comenzaste a surcar los mares en tu barcaza del olvido, aún así, repleta
de amor y flanqueada por golondrinas y alondras.
Desde que te iluminaste con la luz que sigue al horizonte, levantándote por encima
de la multitud, para posar entre la pureza, la inteligencia activa, el amor, la gloria,
y la esperanza bien fundada de la resurrección.
Te fuiste viva Mamá cuando en un equinoccio de otoño, el Señor tocó tu alma
para colocarla donde descansan las madres buenas, puras y santas.
Te amo Mamá
Ricardo González Quiñones