La descripción de la crisis que afecta al País hecha por el Presidente Leonel Fernández en su mas reciente alocución debe motivar a la reflexión a todos y cada uno de los dominicanos y dominicanas sin importar condición social, creencias religiosas, posición económica o simpatías político-partidarias.
La severidad de dicha crisis está agravada debido fundamentalmente a que los factores que la generan son de origen externo, por lo que su solución no depende directamente de las medidas que en el plano interno puedan implementarse.
De acuerdo al discurso del Primer Mandatario el panorama no es halagador y esto se confirma cuando dice que la factura petrolera alcanzará alrededor de 5 mil 200 millones de dólares en el presente año, o sea, 253 % mas que en el 2004, lo que representa 3 mil 500 millones de dólares adicionales. Si a esto se suma el aumento de los precios de abonos, fertilizantes y agroquímicos podríamos proyectar que los peligros que se ciernen sobre la producción agropecuaria del país ponen en riesgo la alimentación de todos.
Por otro lado, los artículos que conforman la canasta alimentaria básica de las familias dominicanas y las materias primas usadas en su producción también han visto incrementar sus precios en los mercados internacionales sin que a la fecha se vislumbre la posibilidad de que esta escalada alcista pueda detenerse, debido entre otras razones al crecimiento de la demanda y al uso de los mismos como materia prima para la producción de biocombustibles.
No obstante, a todo esto el Presidente de la República se muestra optimista y ha reiterado en varias oportunidades que esta crisis es una gran oportunidad que puede ser aprovechada por el país para satisfacer las necesidades de alimentación de la población dominicana y convertirse a la vez en un gran proveedor o abastecedor de productos alimentarios para otros importantes mercados. Evidentemente que estos son momentos de sacrificios, no solamente para el gobierno sino también para todos los sectores que conforman el cuerpo social y económico de la Republica Dominicana. El interés colectivo debe ser colocado por encima de las particularidades y los sectores más sensatos de la nación han de aunar esfuerzos para coadyuvar a la solución de la crisis.
El primer paso lo ha dado Leonel Fernández al anunciar al País la implementación inmediata del Plan de Acción Integral, el cual se aplicará en el segundo semestre de este año. En sentido general, este plan consiste en la reducción del gasto público en un 20 %; gestión de financiamiento externo para asegurar el nuevo gasto estimado del gobierno; disminución de los costos de generación de energía eléctrica, aumentar su ahorro y focalizar el subsidio a las familias pobres; creación de los Programas “Bonogas para Choferes” y “Bonogas para Hogares” como un mecanismo de focalización del subsidio al GLP; fortalecimiento del Programa Solidaridad con la emisión de 400 mil nuevas tarjetas a igual numero de hogares marginados y ampliación de la cobertura de sus beneficios; apoyo al sector agropecuario para incrementar la producción de alimentos reduciendo costos; establecimiento del salario mínimo en 5 mil pesos incluyendo jubilados, pensionados, guardias y policías; y por ultimo un incremento salarial del 15 % a todos los empleados públicos que perciban hasta 30 mil pesos mensuales con lo cual se beneficiará el 98 % de las personas que laboran en las instituciones del Estado.
Se debe valorar en su justa dimensión el Plan diseñado y anunciado por el Presidente de la Republica. Cada dominicano y dominicana ha de hacer suya la reflexión externada en esa pieza oratoria donde señala: “la actual crisis nos obligará a ser sobrios en el gasto; a ser más comedidos y moderados, a no despilfarrar, a no derrochar, a apreciar el valor e importancia de cada cosa y a no sucumbir ante las sensaciones de la vanidad que permanentemente nos incitan a consumir lo que no necesitamos”.
Las elites de los partidos políticos, asociaciones empresariales, sindicatos, gremios de técnicos y profesionales, juntas de vecinos, grupos populares y demás organizaciones comunitarias deben asumir su responsabilidad sumándose al esfuerzo del gobierno central en su interés de yugular y superar el impacto y las repercusiones negativas que la crisis mundial provoca en la Republica Dominicana. Estas formaciones deben plantearse superar las mezquindades por lo menos en esta oportunidad, obviando las criticas innecesarias a las positivas iniciativas del Poder Ejecutivo, olvidando esas posiciones radicales que dividen la sociedad y unificándose alrededor de un objetivo común que es lograr el bienestar y el progreso de la nación.
El país es de todos y para todos. Aquí están nuestras familias, nuestros sueños y proyectos. Pensemos en las presentes y futuras generaciones. En realidad somos una nación pobre y como tal debemos comportarnos. Nos corresponde como gobernados hacer los sacrificios que ameritan las circunstancias. El Presidente ha dado ya el primer paso. Ahora nos toca a nosotros. Que así sea.