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El olor de la lluvia

Por: Sergio H. Lantígua.

Hola amigos Sabaneteros. Es para este humilde hacedor un festivo privilegio poder reintegrarme de nuevo a la hospitalaria deferencia de vuestra comunidad, después de una luenga ausencia durante la cual acrecentara mi añoro por el lejano terruño, donde hace ya mucho tiempo quedase soterrado mi cordón umbilical. Hoy, resumo este quehacer homérico repleto de salutífero optimismo, haciéndome de cuenta, que el tiempo detuvo su inexorable marcha en el intervalo, en que acaeciera mi súbito desvinculo de la intermitente cotidianidad a que les tenía acostumbrado. Así es que, sin más preámbulos, para abreviar el introito, y como un adicto reverente a los refranes quiero – con la venia de ustedes – compartir el siguiente aforismo, que considero concordante con mi retorno: “El buen hijo tarde o temprano a su casa vuelve”.

Me siento feliz de poder hacerles partícipes de mi novicio cultivo poético esperando sea de su completo agrado, y quedo esperanzado de que esta vez mi estadía acarree el propósito de perseverar, hasta que Dios y ustedes quienes usufructúan la estimable salvedad de finiquitar el lapso de mi regreso así lo determinen.

Se despide nuevamente con un respetuoso y fraternal abrazo.

Desde Scotrun, Pennsylvania, USA.

Su conterráneo y sempiterno amigo.

Sergio H. Lantígua

3/28/2019

EL OLOR DE LA LLUVIA

Absorto en el acompasado murmullo
de la garúa en su persistente descenso
pienso en los versos de aquel bardo
que influenciado por un día semejante
melancólico, le cantara coplas a su amor
Así, hoy presiento y aspiro tu fragancia
en las goteras del torrencial aguacero
veo dibujado en el cristal tu vaga imagen
y te imagino retrocediendo en el tiempo
Ansioso busco en las cornisas del recuerdo
entre esos esquemas ya casi difusos
espectros de vivencias ya sin semblantes
de amores que fueron, pero allí no estabas
Ora distraído en el lacrimoso descenso
me sumerjo en un trance caviloso
sublimado en lo esotérico del ensueño
Amaina la lluvia y con ella el medito
y supe de tu inesperado retorno
al oler en la galerna tu indeleble esencia
Porque inspirado dijo aquel trovador
que la lluvia era cual perfumada flor
que acarreaba en sus gotas tu presencia

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