El Juego del Siglo: Defender la Reforma Fiscal
POR JUAN PABLO BOURDIERD – Periodista. Reside en Santiago Rodríguez.
El presidente del Partido Revolucionario Moderno (PRM), José Ignacio Paliza, anunció en su cuenta de X (Twitter) que «el proyecto de reforma fiscal no pretende fragmentar ni dividir entre buenos y malos. No debe ser una causa política que busque rentabilidad. Es un acto de responsabilidad. El PRM tiene conciencia cívica e invita al diálogo que sume, a construir con la gente». Esta afirmación, aunque bien intencionada, se enfrenta a una realidad difícil: la reforma fiscal, lejos de ser aceptada, ha generado un rechazo generalizado en gran parte de la población.
El llamado de Paliza para movilizar a los miembros del PRM y sus aliados en defensa de la reforma este fin de semana no hace más que avivar el fuego. Mientras algunos funcionarios y políticos que ocupan buenos puestos en el gobierno respaldan la reforma, la mayoría de la población la rechaza tajantemente. Defender una reforma tan impopular, aun siendo impulsada por «intelectuales políticos», parece una jugada arriesgada y, para muchos, vergonzosa.
El debate sobre la reforma fiscal en el Congreso Nacional ha dejado clara la diversidad de opiniones. Participantes de diferentes clases sociales y con diversas posiciones han expuesto sus argumentos en contra de la reforma, sugiriendo que este no es el momento adecuado para llevarla a cabo. La crisis económica que atraviesa el país hace que cualquier medida que aumente la carga fiscal sea vista como una traición a las promesas de campaña.
El rechazo masivo a la reforma fiscal no es solo una cuestión de números, sino de principios. El pueblo ha comenzado a despertar, y su descontento con los políticos «vive bien» es palpable. Estos políticos, que alguna vez se presentaron como defensores del pueblo, parecen haber olvidado que son empleados de los ciudadanos, y que su lealtad debe estar con el bienestar colectivo, no con la perpetuación de privilegios.
La desconexión entre la clase política y la ciudadanía se ha vuelto más evidente que nunca. El pueblo vota, en muchos casos, con la esperanza de que sus representantes lo defiendan, pero la realidad que enfrenta es otra. Los políticos, en su mayoría, actúan como el escorpión que ataca sin razón aparente, acumulando beneficios para ellos mismos mientras el pueblo lucha por sobrevivir. Este comportamiento ha sido tolerado durante años, pero la paciencia de la gente parece estar agotándose.
El llamado de Paliza a defender la reforma fiscal es, en este contexto, una estrategia poco sabía. Empujar una agenda impopular, especialmente en un momento en que la mayoría de la población está enfrentando dificultades económicas, es un riesgo político que el PRM puede no estar dispuesto a asumir. La insistencia en la reforma podría resultar en un sacrificio innecesario de su capital político.
Defender una reforma fiscal en un momento en que el país necesita alivio económico y no más presión fiscal es una estrategia que podría tener graves repercusiones. Los funcionarios del gobierno y del partido deberían escuchar el clamor popular y reevaluar su postura. Insistir en una medida tan divisiva solo aumentará el resentimiento hacia ellos.
En lugar de marchar en defensa de una reforma impopular, el PRM debería enfocarse en buscar alternativas que realmente ayuden a la población en lugar de agravar su situación. La reforma fiscal puede ser necesaria en algún momento, pero las condiciones actuales del país hacen que sea un mal momento para introducir cambios que afecten aún más el bolsillo del ciudadano común.
En resumen, la reforma fiscal tal como está planteada, y el llamado a defenderla, se están convirtiendo en el «juego del siglo» para el PRM. Pero este es un juego que, de no jugarse con cautela, podría costarles caro.
