Por Ricardo González Quiñones
Moría la tarde de aquel Jueves 5 de marzo del 1863, apenas 11 días de la Sublevación, cuando nuestra Plaza de Armas, hoy parque Don Juan Rosado, fue brutalmente atacada por unos 10,000 soldados comandados por el general José Hungría y uno que antes era nuestro, pero que había decidido apoyar a los extranjeros junto al inconsulto caudillo, el señor Gaspar Polanco.
Nuestra honorable Plaza de Armas, con apenas entre 131 a 135 patriotas, comandados por Santiago Rodríguez, José Marte, Pedro Thomas y José Cabrera, hicieron resistencia a aquella legión de intrusos, al grito de ¡Machete Carajo!, pero la desigualdad en números, armas y municiones, hizo que cayéramos derrotados en menos de dos horas.
El inmenso José Marte, al verse sin municiones, le fue encima a los enemigos con su inseparable machete, y fue mortalmente herido por Gaspar Polanco. Apresaron a Pedro Thomas y a Antonio Batista, para luego fusilarlos días más tarde en Santiago.
No existe una tarja, un asta, en ninguna de esas dos calles, para izar nuestra bandera el próximo miércoles 5 de marzo para conmemorar el 151 aniversario de la muerte en combate de estos patriotas. No van a tocar las gloriosas notas de nuestro Himno Nacional ese día con la presencia de las autoridades Municipales, Provinciales, de Educación, con los estudiantes, los presidentes de las Juntas de Vecinos, los empleados públicos o servidores del gobiernos, las amas de casas, los comerciantes, los políticos, los motoconchistas, los chiriperos, los polleros, los flecos, los malitos y demás grupos carnavalescos, los que dicen ser revolucionarios, los de la reacción. No van a hacer nada!!
Tendremos que hacer una colecta en la entrada de Sabaneta, para construir tres tarjas y poner el asta con sus banderas en esas calles, señalizar una calle con el nombre de Antonio Batista, y comenzar a preparar nuestras futuras generaciones enseñándoles los nombres y biografías de nuestros héroes y mártires.
Qué difícil se torna hacer justicia en nuestro país?
……..puedo vivir sin alguien superior
Que me sugiera cosas desde un televisor.
Puedo vivir sin policías, sin gobiernos,
Sin jueces, sin tabaco.
Puedo vivir sin héroes que «nos salven»,
Sin perros que me ladren
Con poco más que nada
Que algunos litros de aire.
Pero no puedo vivir sin memoria
De todo lo que fuimos.
Trozo de la canción sin memoria de Víctor Manuel
Hasta pronto, Dios querrá
Ricardo González Quiñones
Sabanetero
La verdad es que Santiago Rodríguez tiene una historia tan atrayente que muchos de los que transitamos por sus calles y equinas toda una vida, ni siquiera sabemos que ocurrió en el lugar que justamente, nos encontremos parado. La verdad cuán dif