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A mi gran amigo Simón después de 7.8 lustros de ausencia

Por: Ricardo González Quiñones
Escritor

«Nadie muere de verdad, si aparece alguien que lo recuerde permanentemente»

   Prof. Juan Bosch G. (Ex presidente Constitucional de la R. D.)

Era miércoles, igual que hoy, cuando la muerte nos arrebató al amigo, al compañero de montar bicicletas y patinetas desde Pueblo Abajo hasta la Joya. Al amigo de jugar pelota, las escondidas, de ir a los charcos de los ríos sabaneteros, de ir juntos de cacería por esos bosques vírgenes de aquella comarca que hoy se hundió en el pasado.

Simón Bolívar Jáquez Torres, se marchaba para siempre, aquel fatídico 27 de agosto del 1975, junto al vuelo de dos cuyayas. Hoy, después de 7.8 lustros, quiero recordarte amigo, quiero que sepas que aun vives en nuestros recuerdos que serán imperecederos. En nombre de ese grupo de muchachos que compartimos contigo, te dedico este soneto con respeto y admiración del líder que fuiste para nosotros.

A MI GRAN AMIGO SIMON
Quizás morir, no era la ecuación, ni una meta,
fue un remolino, quizás un descuido, una utopía,
un mal regreso, una sirena al medio día,
quizás un refugio, que mal guardó esa escopeta.
Quizás llenamos con puros riesgos, ocho maletas
y rebozamos de mil maneras nuestra osadía,
comprando vientos, tempestades y artillerías,
quizás pusimos en nuestras caras varias caretas.

Quizás con esto, nos pasamos de alguna raya
y desafiamos el vuelo limpio de dos cuyayas,
fuimos confiados, navegando, todos al timón.

Nos deslizábamos sin miedo alguno por esos montes,
las montañas fueron refugios, nuestros horizontes
y en ellas, te marchaste para siempre amigo, Simón.

Dedicado con respeto y cariño a Lolín y Aulendrys.

Hasta pronto, Dios querrá

Ricardo González Quiñones
Sabanetero

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