Por: Ricardo González Quiñones.
En el devenir del tiempo, he tratado de conocer cada momento y cada historia sobre la identidad de las pocas cosas que tenemos en nuestro terruño de nacimiento.
Los desaciertos son muchos y desalentadores, empero hay grandes aciertos en los nombres por ejemplo el del Estadio Armando Sosa Leyba, El Liceo Secundario Jorge Sterling Echavarría, el Polideportivo Don Adolfo Báez, el Barrio Francisco Bueno, entre otros.
Entre los desafortunados desaciertos, podemos comenzar con el nombre del Municipio que se llama San Ignacio de Sabaneta, la Calle Dr. Darío Gómez, la Calle Dr. del Villar, la Biblioteca Germinal, el Salón Ambrosio Echavarría, el Sector Villa Polín, Los Multis Viejos, el Barrio INVI, entre otros.
Quisiéramos estar representados por autoridades mejores preparadas, más sensibles, menos clientelistas y claro está, más inteligentes, para que estas cosas no vuelvan a suceder. Por qué no hacer vistas públicas cuando se van a tomar decisiones de esta envergadura en nuestro municipio. Por qué ese afán de creer que ustedes saben lo que están haciendo.
En todo este tiempo inane, hemos arrastrado lágrimas a los ojos, atraso social, económico, cultural, regional y sobre todo, han condenado a los más pobres y los más débiles a no mirar y participar en las decisiones ni siquiera de su propio territorio. Y es que estos varapalos electorales, además de entender que es más de lo mismo, están produciendo un descontento multiplicador con rostro adusto, ajeno a una sonrisa, en la gran mayoría de hombres y mujeres sabaneteros de buen corazón. Nos engañan una y otra vez, el cuerpo y la mente endemoniados, de estos politiqueros, son los mismos, solo se cambian el disfraz y el precio del sufragio.
Quisiera pensar en un mejor mañana para nuestra Sabaneta, empero la necesidad, el clientelismo y la compra de conciencias, están en aumento cual espuma tentadora.
No seremos pueblo, mientras no atemos el monstruo.
Hasta pronto, Dios querrá
Ricardo González Quiñones
Sabanetero
