Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo. Albert Einstein
Por: Robert Núñez
No es cierto que en el país se hayan perdidos las buenas costumbres, más bien las influencias extrañas han calado en ciertos sectores ante la irresponsabilidad por encontrar un culpable a nuestros problemas, en vez de exigir y embarcarnos en la búsqueda de soluciones.
¿Por qué nos cuesta tanto cumplir las leyes? ¿Por qué nos negamos a ser corteses, ha sentir la satisfacción por hacerlo bien?
Porque erróneamente creemos que no vale pena, que no sirve de nada, que una paloma no hace verano, y es todo lo contrario, si cambiamos, cambiara el país.
No es fácil pedir al pueblo que se olvide de sus necesidades y emprenda un proyecto de nación para forjar la patria que soñamos, mientras vemos la opulencia de algunos políticos y otro sujetos, hasta iletrados, que sin esfuerzo alguno exhiben fortunas y deshacen por doquier.
Se tienen que resistir los que están pasando penurias, pero torpemente también lo hacen los que disfrutan del poder, de la buena vida, los que no les importan los pobres, ni los desamparados, que no se dan cuenta que serán los más perjudicados si esto no cambia, pues no tendrán donde disfrutar sus fortunas si la situación se vuelve inmanejable. El precio de la paz tiene que ser costeado por los que se han enriquecidos honradamente y por los otros, de todos los partidos, que les han robado las esperanzas a los menos favorecidos.
Para que eso suceda se necesita un relevo generacional con sensibilidad social, que sienta el sufrimiento y las penurias de los olvidados. Las cúpulas partidarias y los que han gobernados en los últimos tiempos se formaron en la guerra fría, por más que quieran, no responden a las necesidades de estos tiempos, son frutos del sectarismo, y como tal, incapaces de llegar a acuerdos en los que estén representados todos los sectores, de ahí nunca saldrá un candidato idóneo.
¿Quién, entonces, podría ser un buen candidato?
Eso no lo sabemos, pero debe responder a las necesidades de las mayorías, afín a todos los partidos, pero no contaminado con grupos políticos que solo buscan enriquecerse y tener las influencias que les permitan continuar usufructuando las mieles del poder sin importarles un bledo el bienestar común.
Si usted quiere un cambio, cambie usted, no se deje manejar por nimiedades y organícese, sea ejemplo en su comunidad, y cuando les toque votar, hágalo consciente por alguien que piense en todos y no solo en su partido.
