Por: Lisandro Torres.
En el ocaso del Día Internacional de la Mujer, a pocas horas de terminar esta importante fecha, me permito hacer la siguiente reflexión: En el siglo XV, una campesina francesa llamada Juana de Arco, luego de recibir, según ella, una revelación divina, levantó la moral de los soldados y condujo el ejército francés hacia la victoria ante las hasta entonces invencibles fuerzas militares inglesas, pero luego de esa gran hazaña femenina que registra la historia, lo peor estaba por llegar. Los hombres del ejército francés, después del triunfo de su pueblo logrado con De Arco a la cabeza, llevaron a la hoguera a esa valiente libertadora, y de manera traicionera, las autoridades masculinas parisinas de esa época se alzaron con el poder de Francia.
Todavía en nuestros tiempos proliferan esas puñaladas traperas en contra de la mujer desde las diferentes entidades del poder, incluyendo los gremios. Es penoso ver cómo grupos de cobardes machistas con el apoyo de algunas mujeres que tiran por el suelo su propio género, se confabulan para acabar con la moral de otras de sus congéneres. Si las mujeres se unieran igual que los hombres, sin dejarse utilizar por estos para atacar a sus compañeras, los logros femeninos hoy fueran mayores. ÚNANSE MUJERES, PERO POR FAVOR, ÚNANSE DE VERDAD.