POR: MILTON JIMÉNEZ – Médico. Reside en New York.
Es tan desagradable ver que un agente de la Dirección General de Seguridad de Tránsito y Transporte Terrestre (Digesett), tiene que irse a los golpes con un grupo de gente en el país con el récord de más muerte por accidente de tránsito, en su mayoría motocicletas, porque hay que entregarle el vehículo a alguien que no quiere usar el casco protector o porque el vehículo viola la reglamentación de tránsito.
República Dominicana, la licencia no es un simple documento, el documento es la prueba de que usted está apto en todos los aspectos: funcional, psicológico, tiene conocimientos básicos de la ley de tránsito; tiene fundamentos cívicos, identifica, reconoce y respeta las señales de tránsito, los derechos del peatón, da privilegios a los ciclistas, las zonas escolares, las zonas urbanas, las áreas pobladas, las zonas industriales, las carreteras rurales, en fin, ciudadano dominicano.
La licencia es el documento que el estado te provee como muestra de que usted sabe aparcar bien su vehículo en un lugar donde no ponga en riesgo a las demás u obstruya la circulación de otros. La licencia no es ese documento cuadrado con una fotografía que te da el derecho de salir fuera a calibrar motores, a pasarle delante a los demás cuando van a la velocidad que los expertos han determinado para un lugar con ciertas especificaciones de ingeniería.
En cualquier país del mundo la licencia de conducir no constituye un derecho del ciudadano. No amigos, la licencia es un privilegio que ofrece el estado a los ciudadanos que mediante una o varias evaluaciones, muestran que están aptos en sus capacidades mentales y motrices para manipular con la destreza necesaria un vehículo para los fines utilizados.
Una persona no licenciada para ejercer una función, en este caso manejar, no debe hacerlo, y si lo hace es un rebelde y está fuera de la ley, por lo tanto, quien no cumple con la ley es un criminal.
Cualquiera que no cumpla con los requisitos para manipular un vehículo o no entienda la dinámica de tránsito de los mismos, inmediatamente esté vinculado en un incidente de tránsito debería ser tratado diferente al trato que se da a los incidentes de tránsito accidéntales y debe asumir no solo una responsabilidad de carácter civil, sino ser tratado en las mismas condiciones que un criminal y procesado de la misma forma que un asesinato con premeditación y alevosía.
Esto debe incluir a aquellos que han obtenido sus licencias de manera correcta, pero son sorprendidos cometiendo abusos como manejar bajo los efectos del alcohol, drogas narcóticas o de medicamentos que afectan la psiquis. Las personas que transitan con vehículos que incumplen las normas y ponen en riesgo la seguridad de los demás y la propiedad de otros, también infringen la ley y deben ser tratados como criminales. Esto y mucho más.
Y será hasta luego.
Quien escribe no es abogado, tampoco ingeniero ni experto en tránsito, solo cuento con algunas inquietudes de lo que veo en el país que vivo y lo que sufro cuando voy a mi país de origen.