ESPERANZA.- Fueron sepultados ayer en el cementerio del distrito municipal de Boca de Mao de aquí los dos niños que murieron electrocutados cuando hicieron contacto con alambre eléctrico que cayó al canal de riego donde se bañaban junto a un tercer hermano, que aún vive y está interno en cuidados intensivos en el Hospital Arturo Grullón de Santiago.
Gael Ezequiel y Luigi Joel Molina Peralta de 9 y 8 años de edad, quienes estudiaban en la escuela Francisco del Rosario Sánchez de Boca de Mao, fueron sepultados en medio de tristeza y dolor, mientras que Eric Luís Molina, de 12 años, sigue bajo estricta vigilancia de los médicos que tratan de salvarle la vida.
Karina Molina, tía de los infantes, dijo que ha hablado con su sobrino en dos ocasiones y que “está muy inquieto y sólo pronuncia palabras incoherentes”.
Sostuvo que los médicos dijeron que posiblemente en la tarde de hoy el menor sea transferido del departamento de cuidados intensivos al área de quemados del centro hospitalario.
Ángela María Peralta Domínguez, madre de los fallecidos y el sobreviviente, apenas puede pronunciar algunas palabras y sólo se le escuchan expresiones de lamentos ahogadas en lágrimas.
“Mis hijitos me llevaron la vida en sólo un segundo”, dijo la adolorida madre a este reportero, mientras algunos de sus familiares le aconsejaban alimentarse para que viaje a Santiago a ver a su hijo que sobrevivió a la tragedia.
Legisladores de la provincia Valverde y funcionarios de la Junta Distrital de Boca de Mao han visitado a la familia para expresar su solidaridad y han prometido ayudarla.
El alambre que provocó la muerte de los menores fue colocado el pasado domingo, “porque los ladrones se habían robado los últimos cables que habíamos comprado”, según expresó Fidelina Domínguez, abuela de los niños.