Por: El Nacional
El nivel de intranquilidad e inseguridad provocado por la criminalidad y la delincuencia necesita una respuesta enérgica, sin importar los riesgos.
Ante la habitual incompetencia de la Policía para lidiar con una delincuencia desbordada el presidente Luis Abinader no dudó en apelar al viejo librito de lanzar los militares a las calles para reforzar el patrullaje.
Para que nadie se crea que va a una guerra o a un campo de batalla, el mandatario fue muy enfático al advertir que la labor tiene que efectuarse con apego a los derechos humanos.
Además del descrédito y la desconfianza, la Policía tiene el gran problema de la carencia de equipos y agentes para preservar el orden público y garantizar la seguridad ciudadana.
Por supuesto el patrullaje policíaco militar no es la única respuesta frente a la inseguridad dado los múltiples factores que intervienen en la ola de crímenes y asaltos que azotan a la población.
El Gobierno sostiene la tesis de que los duros golpes propinados al narcotráfico han incidido en el clima de inseguridad y desasosiego que se ha instalado en el país. Como se ha puesto el panorama, en que la gente teme salir a las calles hasta para diligencias cotidianas, es obvio que no había otra medida más a la mano.
Ahora solo se espera que la seguridad comience a reinar en todos los sectores sin necesidad de abusos por más firmeza con que se actúe.
