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InicioCultura¡Que lluevan libros en Dajabón!

¡Que lluevan libros en Dajabón!

Por: José Carvajal
El esfuerzo es titánico, pero al parecer los residentes de la provincia fronteriza de Dajabón, en República Dominicana, están listos para hacer realidad el sueño de contar con la segunda biblioteca más importante de la región del Cibao, después de la de Santiago de los Caballeros.

Al menos eso dijeron los organizadores de una formidable recolección de libros que llevó a decenas de lugareños al Centro Cultural Ensueño Dajabonero, donde se realizó un encuentro del que fui testigo por pura casualidad, pues escuché de la actividad por medio de un «vehículo anunciador» que recorría las calles del pueblo y que por el alto volumen del sonido no pasaría inadvertido para los huéspedes del Hotel Masacre. Allí lo escuché todavía en la cama, y desde allí comencé la tarea de averiguar los pormenores del evento sabatino.

Los empleados del hotel no tenían noticia de que en pocos minutos Dajabón emprendería una proeza. Tampoco sabían las personas a quienes pregunté si conocían el lugar donde se haría el acto. Ni los policías que vigilan desde la fachada de su cuartel los movimientos de un parque en el centro del pueblo. Solo una mujer que me vio dando vueltas como un «sonámbulo cultural» me preguntó si buscaba algo. Ella sí sabía; me orientó cómo llegar al Centro Cultural Ensueño Dajabonero, y para mi sorpresa era un edificio muy moderno al que acudían personas entusiastas con paquetes y cajas en la mano.

Sin embargo, no supe de qué se trataba realmente la actividad hasta ver un hombre con un manojo de libros amarrados con una correa para evitar que se les desparramaran.

—¿Y esos libros? —le pregunté.
—Son para donarlos —me dijo.
—¿Dónde? ¿A quién?

Y me dijo sin darse cuenta el resto de la información que yo buscaba. Era sencillo: el Centro Cultural Ensueño Dajabonero, que dirige el conocido activista Rubén Darío Villalona, alias «Chio» para todos los provincianos, y a quien la poeta Kelva Pérez llama «el alma cultural de Dajabón», había habilitado el segundo piso para recibir donaciones de libros y convertir aquel espacio en la futura Biblioteca Provincial que posiblemente se inaugure a mediados de agosto. Para entonces los organizadores esperan haber recolectado más de 6.000 títulos.

Dentro del edificio el entusiasmo era mayor que en las afueras. El segundo piso tiene ya listas hileras de mesas para el funcionamiento de la biblioteca, que además de prestar libros dará a los usuarios la facilidad de contar con computadoras y servicio gratis de Internet para conectar ese punto del noroeste de República Dominicana con el mundo.

Una mesa colocada en la entrada de la sala principal donde se celebraría la actividad se vio repentinamente atiborrada de donantes. Los libros se acumulaban por montones. Novelas, poesía, ensayos políticos, textos escolares. No había tiempo para clasificar, sino para recibir con entusiasmo el material que llenará los estantes hambrientos de tener en sus anaqueles la sabiduría y las inquietudes de autores dominicanos y extranjeros.

Uno de los patrocinadores de la iniciativa, el embajador Norberto Rondón, dijo que ese primer día ya contaban con más de 3.000 títulos. Pero la gobernadora de Dajabón, Fiordaliza Ceballos, clama por más.

—¡Faltan libros! —dijo la gobernadora al pronunciar sus palabras en la apertura del acto que inició con una oración a cargo de la pastora Luz de Castro.

Yo miraba todo con la extrañeza que embarga al que visita un lugar desconocido, pero sin timidez. A esto último contribuyó el que me reconociera el escritor dajabonero Sergio Reyes II y que me hablara con la familiaridad del amigo de antaño. Pues hasta entonces éramos conocidos virtuales en Facebook y no habíamos tenido la oportunidad de estrechar la mano.

También, afianzó mi presencia la calidad de los discursos. Tanto la gobernadora Ceballos como el embajador Rondón fueron brillantes, y estoy seguro que con sus palabras despertaron la sensibilidad en el público, como ocurrió conmigo, para que el esfuerzo de la biblioteca no quede en ese solo acto de recolección de libros. Rondón enfatizó que «los libros traen luz a nuestras vidas» y que la apertura de la biblioteca, programada para mediados de agosto, es algo especial para Dajabón y la zona fronteriza con Haití.

En realidad fue una gran sorpresa encontrarme con este acto cultural de tanta calidad en Dajabón, auspiciado por la Gobernación Civil de la provincia, el Consejo Nacional de Fronteras y el sello Ediciones de la Frontera (Edifron). No figuraba en mi agenda del viaje que hice a la frontera contra todo prejuicio de amigos de la capital que trataron de convencerme para que desistiera de esa idea, por tratarse según ellos de una zona «peligrosa», «insalubre» y «ocupada por haitianos que cruzan ilegalmente hacia República Dominicana». Sin embargo, la situación en esa parte de la isla no es tan «negra» como la pintan.

Y ojalá que sigan lloviendo libros en Dajabón, ya que cuando se habla de libros, nunca es demasiado.
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