Santiago Rodríguez- Es maestra, desde la cabeza hasta las uñas de los pies. Amar y servir son amores muy suyos. Un accidente la amarró durante quince años a cuatro “patas” de una cama. El largo y tortuoso quebranto no le quitó las ganas de trabajar, de servir.
Pudo levantarse, camina con bastón y sigue elevando su voz contestataria y clamando obras y justicia a favor de los pueblos de la Línea Noroeste. Es Olga Mejía de Leclerc, la maestra que casi desangrada, socorrió sus compañeros docentes cuando un autobús, al rebasar otro para montar un pasajero, chocó la guagua donde regresaban de una reunión regional de maestros y maestras en 1993.
Años en silla de ruedas, varias operaciones y muchos aguaceros han caído desde entonces. La maestra que impulsó la fundación en Santiago Rodríguez de una extensión de la UASD, el CURNO, “para que los bachilleres sin recursos no tuvieran que viajar a Santiago y a Santo Domingo”, ha vuelto a sonreir y sigue adelante. Camina lento y el acero le queda chiquito a su temple sin que ello machaque las alas de su bondad.
Doña Olga nació en Dajabón y de maestra en Filosofía y letras se graduó en la UNPHU en 1979. Es madre de Carmen Teresa, Judith Olga y Josefina. Está casada con Hugo Leclerc, un hombre de luces y fe con quien ejercita un amor maduro y respetuoso que resiste truenos y temblores. La dama fue directora del Liceo Librado Eugenio Belliard y secretaria general de la ADP.
En los doce años de Balaguer se convirtió en una muralla de fuerza y dignidad para evitar que rodara sangre joven. “Luchábamos porque Balaguer no quería saber de los estudiantes. Ellos y ellas se movilizaban y los cuidábamos en la calle”, narró.
Mejía es una lideresa de acciones intensas que no sepulta la utopía. Muchas generaciones se formaron al amparo de la sabiduría que entrega a manos llenas. Fue la primera mujer en dirigir un centro universitario en el Noroeste, distinguida por el Senado y Profesora Meritísima de la UASD.
Su voz susurra fuerza y justicia desde el Noroeste. Pide al presidente Leonel Fernández cumplir las promesas que la campaña dejó como perico en la estaca. En una misiva enviada a LISTíN DIARIO, escribió: Excelentísimo Señor Presidente: Ponga su oído en el corazón de la única provincia del Noroeste que ganó su partido, Santiago Rodríguez.
Le recuerdo las urgencias presentadas en el 2005. Hoy adolecemos de un sinnúmero de necesidades que preocupan a los moradores de la comunidad, como la culminación del acueducto pues miles de hogares no reciben agua potable, la construcción de la carretera Santiago Rodríguez-Guayubín, la vía que nos conecta a Mao, el local del CURNO-UASD que lleva 30 años funcionando en el Liceo Secundario Librado Eugenio Belliard, así como la construcción del acueducto de Monción que paradógicamente una presa lleva su nombre y no son favorecidos con la misma.
En Monción, señor Presidente, no se construye una calle desde 1988. La lista es tan larga como el olvido gubernamental. La carta culmina resaltando los valores que doña Olga aprecia de su comunidad, citando que en Sabaneta “somos creyentes, sanos, acogedores. Somos el pueblo con menor índice de delincuencia, con 24 horas de energía, nido de grandes músicos y tenemos la paciencia de Job”.