A 53 años de su fusilamiento.
“Es que con olvido, miedo y silencio, nunca podremos escribir la historia”
Ricardo González Quiñones.
Por: Ricardo González Quiñones.
Nació en el seno de una ilustre familia sabanetera el martes 3 de diciembre del 1935, hijo de don Bernardo Bueno y doña María Zapata. Era el mayor de siete hermanos, seguido por Rafael (Felito), Flor, Miledys, César, Máximo y Mary.
Su niñez estuvo envuelta en las apacibles vidas de nuestra Sabaneta, Cuna de la Restauración de la Independencia de la República, y sus campos cubiertos de frutos y rubros por los cuatro puntos cardinales. Es en su adolescencia cuando comienza a desarrollar su amor al deporte y su lealtad a la patria. Frank, era un auténtico deportista, defensor del jardín derecho en nuestro primer equipo de béisbol amateur de Sabaneta y un empedernido levantador de pesas.
La grandeza de este sabanetero, comienza a manifestarse cuando siendo hijo de un funcionario de la tiranía, su padre fue Síndico y Gobernador en Sabaneta, sentía en carne viva las penurias que estaba pasando el pueblo dominicano. Les llevaba, a escondida de sus padres, comida, ropa y libros a los humildes y desposeídos. Siendo empleado público, comprometía su sueldo para ayudar a los demás, soñando con que algún día nuestro país tendría igualdad social. En su trajinar por las calles y los campos sabaneteros, comparte inquietudes políticas con Napoleón Méndez Ramos y otros grandes sabaneteros, juntos deciden que es tiempo de luchar contra la injusticia, la desigualdad y la pobreza.
Como gran revolucionario, se adhiere a las filas del 14 de junio, junto a Manuel Aurelio Tavares Justo, y buscan regresar de las escarpadas montañas de Quisqueya, como heroicamente lo hicieron los héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo en el 1959, para rescatar y encender la luz de la dignidad de este pueblo. El 28 de noviembre del 1963, junto a Manolo, a Napoleón y varios patriotas más, suben a Las Manaclas buscando devolverle la constitucionalidad a nuestro país, que había sido arrebatada con aquel miserable golpe de estado al Profesor Juan Bosch en septiembre de ese mismo año.
Introducidos en las montañas, nueve días después del alzamiento en armas, nuestro héroe se ofrece para ir a buscar alimentos y abastecer los revolucionarios y sale con El Guajiro, pero la guardia había destruido todos los puntos de abastecimientos. Cansados y hambrientos tienen que regresar al campamento. Después de varios días, encuentran una bifurcación en el camino y cada uno toma rumbo separado. El 13 de diciembre del 1963 Francisco fue capturado por el Ejército Nacional y hecho prisionero. Fue torturado para que delatara sus compañeros pero al ver la firmeza de este héroe revolucionario, lo ataron a un árbol, le dispararon con ametralladoras y más de cuarenta balas hicieron impacto en su cuerpo.
Su dignidad, su decoro, su amor al prójimo y su lucha por ver una patria libre, independiente y triunfante, lo colocan en un sitial donde solo los grandes como él pueden estar. Su sueño de ver que “los pobres fueran menos pobres y los ricos menos ricos”, aun está latente en el corazón de muchos dominicanos. Francisco Bueno Zapata es el ejemplo para esta juventud carente de principios, de ideales y de patriotismo.
Sus restos descansan en el Cementerio Municipal de su natal Sabaneta, fueron traídos desde Santiago de los Caballeros un viernes 13 de diciembre del 1985. Conmemorando en la ocasión, el aniversario 22 de su cita con la inmortalidad.
Es Francisco Bueno, junto a Napoleón Méndez, Francisco Suriel, José Cabrera y José Marte, los más grandes héroes que ha parido Sabaneta, la verdadera y única Cuna de la Restauración.
“HASTA LA VICTORIA SIEMPRE”.
Ricardo González Quiñones
Sabanetero
Nota:
El autor es Escritor y Arquitecto, reside en Santo Domingo.
ringo.62@hotmail.com
