Por: Arq. Ricardo González Quiñones
Dista mucho la forma que se celebraba “
Todavía en los años setentas, en Sabaneta, la semana santa, estaba enfocada en conmemorar la muerte y resurrección de Jesús en aquellos agitados años treinta en
Recuerdo aquella misa de Domingo de Ramos, aquel viernes santo yendo a Yaguajai por Tanita, mudos y con una botella vacía para traerla con agua vendita. Y que decir de aquella Procesión del viernes santo, luego de comer moro con bacalao, porque no se comía carne, unas ricas habichuelas con dulce con galletitas “religiosas”, porque tenían una cruz en el centro, batatas y casabe horneado. Una caminata por las principales calles de Sabaneta con el Cristo crucificado y
El domingo de resurrección, dictaba la alegría cuando muy de mañana, se encontraban, frente al ayuntamiento, María y su hijo resucitado.
No se prendían radios, la música era sacra, y las gentes aprovechaban esos días para perdonarse si tenían algunas diferencias.
Hoy tenemos asuetos de semana santa con balances trágicos de muertes en accidentes de tránsito por manejos temerarios bajo los efectos del alcohol, intoxicación alcohólica y alimenticia, muertes por riñas, ahogamientos en playas y ríos, etc.
La música no puede ser peor, entre bachatas, merengues de calle y reguetón, suenan las campanas y no las de las iglesias precisamente.
Quizás no nos imaginemos, cuánto nos cuesta a nosotros los contribuyentes, que el estado tenga que mover el COE, la defensa civil, y varios organismos de seguridad para tratar de controlar esta lujuria.
Si ese dinero se invirtiera en salud por ejemplo, en medio ambiente, en reforestar la isla, sería más provechoso que unas “vacaciones” colectivas para “reflexionar” con alcohol, música y en muchos casos con sustancias prohibidas, léase drogas narcóticas, en toda la geografía nacional.
Creo que a la humanidad y sobre todo a estas generaciones del presente, se le está yendo la mano con las cosas del cielo.
Hasta Pronto, Dios querrá
Ricardo González Quiñones
Sabanetero