Día Mundial del Burro: historia, valor y legado en la República Dominicana
Por: Juan Pablo Bourdierd
El Día Mundial del Burro se celebra cada 8 de mayo, una efeméride promovida desde 1999 por el científico Razik Ark, especialista en animales del desierto. Su objetivo fue crear conciencia sobre la importancia histórica y cultural del burro, al tiempo que advertía sobre las amenazas que enfrentan estos animales, como el abandono, el maltrato y la explotación.
Ark impulsó esta conmemoración para resaltar el papel fundamental que los burros han desempeñado en las comunidades rurales —y en menor medida urbanas—, especialmente en labores agrícolas y de transporte. Aunque esta fecha no cuenta con el respaldo oficial de organismos internacionales como la ONU, diversas organizaciones y países se han sumado a la campaña de sensibilización global, según reporta Infobae.
Origen y domesticación del burro
El burro (Equus africanus asinus) fue domesticado por primera vez en África hace aproximadamente 7,000 años, en zonas como Egipto y Nubia. Allí, los antiguos pobladores domesticaron al asno salvaje africano (Equus africanus) para convertirlo en un valioso animal de carga y transporte, ideal para entornos áridos y semiáridos.
Gracias a su resistencia al calor y su capacidad para transportar grandes cargas, el burro se convirtió en un aliado esencial para el ser humano. Desde África, se expandió hacia Asia y Europa, jugando un rol clave en el desarrollo de las civilizaciones antiguas, según la Agencia SINC.
El burro en la República Dominicana
La llegada del burro a la isla de La Española —territorio actual de República Dominicana y Haití— ocurrió durante la colonización europea en el siglo XVI. Los colonizadores españoles trajeron estos animales desde Europa y África para ser utilizados en labores agrícolas, en el transporte de mercancías y personas, y en trabajos mineros.
Una anécdota notable en la historia dominicana ocurrió en 1946, cuando se exportaron 5,000 burros a Grecia para apoyar la reconstrucción de sus islas tras la Segunda Guerra Mundial. Los animales fueron embarcados desde el puerto de Barahona y su destino principal fue la isla de Santorini, donde aún pueden encontrarse descendientes de aquellos ejemplares dominicanos, según Diario Libre y Listín Diario.
Medio de transporte y carga en el país
Durante siglos, el burro fue esencial en la vida cotidiana de las comunidades rurales dominicanas. Su fortaleza y capacidad para adaptarse a terrenos montañosos y accidentados lo convirtieron en un recurso indispensable en el transporte de agua, alimentos, leña, mercancías y personas. En muchas regiones, incluso se le consideraba un medio de transporte de lujo para quienes debían trasladarse desde zonas rurales hacia los centros urbanos.
Sin embargo, con la modernización tecnológica y la expansión del transporte motorizado, el uso del burro ha disminuido drásticamente, al punto de que su presencia se ha vuelto casi simbólica en algunas zonas del país.
Legado y simbolismo
El burro ha sido un actor silencioso pero esencial en la historia de la humanidad y, de forma destacada, en la de la República Dominicana. Su legado perdura en la memoria colectiva y en las tradiciones culturales de las comunidades que aún valoran su contribución al desarrollo económico y social del país.
La introducción del burro formó parte de la implantación del sistema agrícola europeo en América. Los colonizadores españoles llevaron burros y mulas como animales de carga resistentes, adecuados para las exigentes condiciones climáticas y geográficas del Nuevo Mundo. Aunque no se conoce con precisión quién fue el primer responsable de su introducción, se estima que llegaron durante las primeras expediciones colonizadoras, probablemente bajo el gobierno de Nicolás de Ovando, o incluso antes, durante los viajes de Cristóbal Colón.