Por: Arq. Ricardo González Quiñones
Horrorizado, leí ayer, en un periódico de circulación nacional, unas funestas declaraciones de la hija del tristemente célebre Rafael Leonidas Trujillo, diciendo que su padre, ese monstruo asesino “aún vive en el palpitar del pueblo dominicano”.
Por Dios, cómo es posible que aquí todavía se le permita hablar a estos enajenados mentales sobre este asesino, ladrón y criminal del pasado.
Pregúntenle a los miles y miles de torturados, si este monstruo palpita en sus mentes.
Pregúntenle a las familias de los expedicionarios del 14 de junio.
Pregúntenle a los familiares de las hermanas Mirabal.
Pregúntenle a las miles de viudas y miles de huérfanos si ese criminal palpita en sus mentes.
Pregúntenle a los familiares del magnicidio del 30 de mayo.
A los familiares de Galíndez, de Rómulo Betancourt, de Octavio de
Algunos ilusos creen que los que nacimos post dictadura, no conocemos el historial delictivo, macabro y criminal de estas gentes. Claro, no como nos las enseñan en la escuela con paños tibios, encubriendo a personeros del régimen que aún están vivos, y que van los domingo a misa y hasta comulgan.
Por qué ella no habla de Pechito, su primer marido, torturador, criminal igual que su suegro. Creo en realidad que lo único que esta mujer ha tenido en su cabeza, fue la corona que le pusieron cuando fue “reina de la paz y confraternidad del mundo libre” en el 55. Que por cierto costo 75,000.00 Dólares robado por su padre al pueblo Dominicano.
Debemos crear conciencia amigo lectores, de que ese régimen fue un cáncer que le dio al pueblo dominicano, que luego hizo metástasis en dos períodos uno de doce y otro de diez años, pero que gracias a Dios lo hemos ido tratando con una quimioterapia llamada democracia.
Hasta pronto, Dios querrá
Ricardo González Quiñones
Sabanetero