Vivencias que dejan moralejas
POR: DILMARYS CUELLO – Educadora. Reside en Santiago Rodríguez.
¿En diciembre se come batata? Bueno a mí me tocó en este diciembre. Quienes me conocen saben mi poca relación con la cocina y quienes me conocen más, saben mi historia con esta planta.
Mientras intentaba pelar una batata, tratando de no llevarme con el cuchillo lo mejor de la misma, me encontré con una manchita, un punto negro que en la medida que intentaba quitarlo se hacía más grande; increíblemente tratando de quitar lo dañado solo logré darme cuenta de que ya quedaba menos de una cuarto de la hermosa batata que pretendía comer en mi cena, pues el boniato tenía piogán.
Cada vez que daba un viaje al zafacón para quitar de mi vista lo que sin dudas me recordaba lo dañado que estaba ese camote, pensaba en la gente. Gente que conozco y otras que imagino. ¿será posible que existan personas que, como la batata, estén saludables por fuera, pero por dentro tengan “piogán”? ¿Es necesario pelar, pelar, cortar hasta el fondo para lograr quitar, sacar o conocer que tan dañada está una persona?
Sentirse mal por tal descubrimiento no debe ser objeto de asombro. Hay personas que, como la papa dulce, ocultan tantas cosas… Lamentablemente la vida (el cuchillo) te van sacando lo peor en cada circunstancia y te das cuenta, que su esencia se ve disminuida por la cruda realidad de que, la mayor parte de su vida está constituida por maleza.
El disponerse a escribir de un tema cualquiera, no es problema, pero cual difícil es tener que identificar-mentalmente- a tantas personas que tenemos en nuestro alrededor, que, como esta planta rastrera, se ocultan con una delicada y delgada piel, para guardar los verdaderos puntos negros, para evitar que todos vean su piogán (sufrimientos pasados, ñoñerías, manipulación, egoísmos, malos tratos, tramas, envidias y cuantas otras más…)
En la noche del 24 no tuvimos la oportunidad en casa de comer batata- sin dudas recordaría a mi padre- pero en este disfrute familiar y por experiencia del pasado reciente, era necesario llegar a la conclusión de que sí, hay personas que son como este tubérculo con piogán.
En el mensaje de este domingo, en el templo, la referencia constante fue a la necesidad de hacer lo “que se nos comisionó” a unos maestros/as, a otros profetas, a otros a decir y anunciar las buenas nuevas del evangelio siempre con la verdad como estandarte; creo que este nuevo día y casi nuevo año, debemos encarar a esas personas que se hacen pasar por “batatas sanas” y no lo son.
La Biblia dice: por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande
nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos
con paciencia la carrera que tenemos por delante, (Hebreos 12: 1)