Armando Arturo Sosa Leyba: el poeta (Parte 3 de 3)

Por: Luís Amílkar Gómez
En la primera entrega de esta serie detallamos el tipo de persona que era Armandito y su vida en Sabaneta, luego en la segunda parte nos referimos a su vida política y militar así como a su participación destacada en la guerra de abril de 1965 donde ganó el grado de comandante.

En el presente trabajo queremos reseñar sus inquietudes poéticas las cuales comenzaron a desarrollarse desde sus años juveniles en su nativa Neyba.

Armandito era un hombre sumamente culto. Tenía una gran preparación académica que iba de la mano de una alta sensibilidad social. Todas las inquietudes que vivió como ser humano la supo tallar en sus poesías.

Entre los títulos de sus poesías más conocidas están 24 de abril, Ansiedad del Olvido, Canto para el Futuro, Elegía a Francisco Bueno y Poema de Tierra Sur, entre otros.

En el poema 24 de Abril, el doctor Sosa Leyba hace un llamado desesperado de solidaridad latinoamericana ante la invasión de que era objeto la República Dominicana por parte de Estados Unidos en medio de la guerra civil del 1965.

Un fragmento del mismo dice:
Pero de Nuevo
Despertaron sus playas
Pobladas de piratas, armados de cañones
De bombas y fusiles.
Oh, pueblo! Que perforan tu pecho
Aviones y escopetas
Donde están tus hermanos de América
Y del mundo.

En el Poema Tierra Sur, Armandito ofrece una clara ilustración de la aridez y la desolación del sur profundo donde nació y escribió sus primeras coplas.

No es la tierra donde crece de acordes
la sinfonía del agua,
ni donde la rosa rie con el alba.
No es la tierra donde los árboles
se quiebran de racimos
ni donde los caminos
florecen primaveras.

Muchos de estos poemas fueron publicados por un gran amigo de Sosa Leyba. Se trata de Onorio Montás quien los publicara el 26 de Julio del 2009 en su blog Dejando Huellas.
Para que los sabaneteros entendamos el sentido de solidaridad de este gran hombre y como afectó su vida la caída en combate de nuestro héroe Francisco Bueno, aquí les dejo con una elegía inmortal.

Elegía a Francisco Bueno
Era un largo silencio de inertes corazones,
era un duro silencio de apagados clarines,
de tumbas olvidadas; era un quebrar de alas,
un perecer de trinos.

Un enterrar de voces y esperanzas.
pero llegó Francisco, ágil, incontenible,
valiente, audaz, con temblor de epopeyas,
en los labios y un sol de redención en las miradas.

Como el águila con las alas tendidas
en urgencias las alturas,
con la heroica estatura de sus antepasados,
llegó Francisco Bueno;
fue entonces que su grito de libertad
saltó de cumbre en cumbre
con amplitud de cielo redimido.

Y Francisco volando entre agrestes montañas
portando la bandera de su patria.
Después de todo fue un viaje
de eternas dimensiones;
y el nombre de Francisco como un sol refulgiendo
sobre nuevos caminos de esperanzas.

¿Quién solloza en la tierra…?
¿Y ese fluir de lágrimas deslizándose
en enfermas mejillas…?
¿Quién fecunda la tierra con el rio de sus venas?
¿Por qué tanto dolor, tanto albergar el odio
en el corazón del hombre…?
Sucede que Francisco fue un tributo de sangre,
para que no haya sangre, para que no haya lágrimas,
para que no haya odios ni dolor en el mundo.

Mis hermanos sabaneteros: mi intención con estos escritos sobre el doctor Armando Arturo Sosa Leyba es celebrar su valiosa vida después de su muerte y para que las huellas imborrables que dejó en nuestro pueblo no se disluyan con el paso del tiempo.
Nunca olvidaré a ese gran hombre.

El fue inspiración para muchos de nosotros.