En su más reciente escrito, el reconocido escritor ecuatoriano Tony Cedeño Andrade explora la profunda conexión que todos sentimos con la música. Mediante palabras evocadoras, nos lleva en un viaje a través de las emociones y los recuerdos, describiendo cómo la música puede ser tanto un bálsamo para el alma como un puente hacia un mundo más humano. Sin embargo, también hace una apasionada súplica sobre el estado actual de la industria musical y su impacto en la sociedad. Te invitamos a sumergirte en esta apasionada reflexión sobre el poder sublime de la música, y a considerar lo que realmente significa para cada uno de nosotros.
POR: TONY CEDEÑO ANDRADE – Escritor. Reside en Ecuador.
Hace meses atrás redacté estas sencillas y humildes palabras evocando el poder sublime que contiene la música, su causa, sus efectos y su extensión sentimental que van adobando el espíritu como quien sazona su alma en el amor para volverlo dócil, para formar en él elementos de satisfacción y de alegría o elementos de recuerdos y de nostalgias.
Hubo un tiempo en el cual hablaban los abuelos de aquellas tradiciones tan distintas al presente expresando por medio del canto que une un corazón enternecido a otro para quedar imantados de esta miel que en lo profundo nos conmueve.
Y es que esta fragancia ha detonado los más hondos sentires cuando un ser inspirado ha hecho de la música la reina de las artes saboreando en sus nutrientes su vino y su flor comprendiendo que, por medio del poder de las palabras, se pueden formar puentes que nos encaminen a un mundo más humano.
Un júbilo secreto que no saben guardar los ojos son los pentagramas llenos de recuerdos que aflora en el canto: delante de ellos, o detrás, siempre hay una luz que nos persigue como una ola o como un perfume.
Es cuando me pregunto: ¿Qué logra de mágica manera atizar nuestros sentidos para fundarlos en esa especie de trance que tanto nos circunscribe? ¿Por qué existen en las partituras tal poder para voltear todos nuestros vértices sensoriales?
Este oasis seguro de hallar en el concilio con que se estructura un corazón enamorado que zarpa para transitar por ese vaivén sonoro con que la música germina en el alma. Este eco supremo con poder reaccionario muchas veces nos ilumina por eso la música en el fondo nos conmueve.
Estriba con sus odas venidas desde lo más recóndito del silencio adentrándose en nosotros como un hálito sublime.
Acto seguido, se abre una flor y sus pétalos aromatizados relampaguean sobre la conciencia de quien no puede defenderse ante tanto conjuro.
Vierte su bello cascabel de oro, su intrínseca semilla, su cáliz, su espesura, su métrica, su sabor que se torna en coctel, su poder de implicación armoniosa, el zaguán que nos reconforta bajo las frondas de sus partituras.
Este arraigo que no permite a nadie el éxodo es el cenit, la pira, la fuente bautismal donde se enjuga quien ha quedado impregnado por su belleza así es la música cuando se transforma en el tonel donde bebe el alma humana.
P. D. Lamento y me duele en lo profundo de mi corazón que la industria de la música de hoy este llena de una basura que inutiliza al arte y lo vuelve deforme para el intelecto de millones de niños, jóvenes y adultos que sienten predilección por lo que escuchan dejando de lado la verdadera belleza del arte en su sentir poético que es donde deben inmiscuirse bajo el grato y sublime dominio de un amor por su entorno, un amor sano, educativo y con conceptos bien definidos en los valores.
No enseñe ni aplauda estás nocivas conductas sr. y sra, padre o tutor. Más bien, sea un ejemplo y eduque con él así será el mañana un mañana donde todas las formas de corrupción no sean puestas en escenas como en el presente sucede.
Con respeto y afecto se suscribe un servidor.
Tony Cedeño Andrade – Escritor / Poeta / Motivador
