Por: Racso Morejón.
“Cuando te adentras en tus recuerdos, abres una puerta al pasado; (…) en cada incursión, el itinerario que sigues es siempre distinto.” Xinran Xue
Habíamos cruzado algún que otro saludo por aquellos apacibles corredores del centro Salesiano de Pinar Quemado, en Jarabacoa. Sin más referencia mutua que la poesía que nos destilaba por los poros. Yo alternaba la lectura de mis poemas con los retratos que iba tomando a los poetas participantes en la XX edición del Festival de Poesía en la Montaña; imágenes que atesoro para mi galería de personajes de las bellas letras dominicanas. Ella, turnaba las suyas con gráciles gestos y aplausos de aprobación y placer. Fue en Jarabacoa, como les dije. En el Centro Salesiano de Pinar Quemado dedicado al «Padre y Maestro de la Juventud» Don Bosco.
Era el día 20 de Noviembre de 2022 y Sandra Fernández se me acercó para preguntarme si deseaba que me regalara su libro de poesía. Risueño, agradecido y avergonzado por no poder devolverle el gesto con alguno de los míos, tomé en las manos “Amalgama poética”. Una portada hermosa. Una imagen inolvidable.
Cuando abres y hojeas el poemario, lo primero que notas a simple inspección es que en sus páginas están atendidas varias de las estrofas clásicas con que se han venido escribiendo inspiraciones líricas a todo lo largo de la historia de la literatura universal. Sorprendente capacidad para, en un mismo libro, asumir desde el soneto clásico y sus disímiles variantes, hasta el poema bisílabo, pasando por el romancillo, la redondilla, la décima, el sonetillo, el Haikú y el Haikai, el ovillejo y otras estructuras tradicionales que harían soporífera esta relación. Ella lo asumió como una de sus mayores apuestas creativas. Amor y desafío.
Entonces ya sabe usted, amantísimo lector, a través de la poetisa Sandra Fernández en este poemario conseguirá introducirse en el fascinante uni-verso, de muchas de estas estrofas que ella contemporiza con un lenguaje potable, llano, “donde podrá saborear el dolor y el amor ajeno” como ese “relámpago sutil que siente el alma”, como reza la primera línea de
“Esencia de la noche” (soneto heroico)
Relámpago sutil que siente el alma
baúl de los recuerdos, mi lamento;
jamás del corazón es el exento
silencio que dormido siente calma.
Serán del frenesí las alegrías,
matiz, que todavía me confunde,
arráncame la vida que nos hunde
así en la tristeza de los días.
No sé sobrevivir sin un amor,
quizás reviviré en su mirar,
cantando la esperanza a mi favor.
Esencia de la noche en su cantar,
los pájaros en vuelo de dolor.
Fenómeno volcánico del mar.
Puse especial énfasis durante mi lectura de los sonetos porque sentí en efecto, en los poemas escritos bajo la estructura de los dos cuartetos y los dos tercetos ese impulso de intimidad y aflicción, de ardor y desesperanza, de autoreferencia e imaginación que le imprimen al poemario fuerza, consistencia y ese diálogo íntimo donde se involucran la razón del acto de la escritura, la resonancia que exterioriza la figura del sujeto lírico y el favor por la complicidad latente en los lectores.
Es un libro donde usted podrá advertir una diversidad de impresiones y una riqueza expresiva que desbordan la forma de versar que asume Sandra Fernández para cada uno de los poemas, en las poco más de cien páginas que absorbe el volumen. Un libro que, dicho sea de paso, es atractivo y primaveral en cuanto a portada y su diseño se refiere, con la audaz competencia de gastarse una imagen cuya fotografía es de la autoría de la propia poetisa; me gustaría resaltar el cuidado editorial del propio prologuista Ramón Saba, y la diagramación asumida por Ludwig Medina.
Allí donde priman las emociones sobre la razón, donde cobra importancia el Yo, lo íntimo del ser y la expresión de los sentimientos y los deseos en rivalidad con la realidad se explayan; donde cada verso posee una correspondencia inmediata en favor del estado de ánimo de la autora; donde la nostalgia, la desesperanza, la melancolía anidan para marcar un estilo pasional, donde los temas trascendentales del hombre y la mujer no le son ajenos a su voz poética; donde la fricción entre sus aspiraciones y la realidad producen divergencias que origina sentimientos de angustia, desengaño, decepción y escepticismo del sujeto lírico, allí es donde crece la poesía que escribe Sandra Fernández.
Hablar de la realidad cuando los textos de este poemario se pasean entre la fantasía y lo autoreferencial es un riesgo sublime. Su lectura atenta nos revela que sus poemas están escritos desde lo más recóndito del alma y los sentimientos de un sujeto lirico en estado de melancolía, pero también fecunda en esperanzas y liberación…
A veces, y conociendo a priori algunos atisbos de fantasía en sus poemas, valdría la pena preguntarnos, ¿Es verdad que son estos reveladores de sus sentimientos más velados o cuentan con un alumbramiento de desbordada imaginación de la poetisa?
Pero, ¿de qué se trata el hecho -o el reto- de leer un poemario sino del gesto trascendental de plegar el velo que envuelve al poeta? La aspiración por traspasar el umbral y comprender ese monasterio que atesora sensibles notas/cotas de pasión, muchas de las cuales no consiguen inundar en el mare de la página en blanco.
En “Amalgama poética”, hay un largo aliento del Yo idílico, manifiesto con carácter privado y personal; pero también en las páginas de este libro se ha de haber amado y sufrido con la misma intensidad con que se ha pensado y fantaseado aquellos desconsuelos eternos, la indulgencia reconciliadora, el desconsuelo apasionado que suelen generar ese “desdoblamiento mágico / que arropa la vida insatisfecha” y en el que podremos suponer se entretejen “historias llenas de silencios,/ insospechadas vidas ocultas/bajo el manto de un suspiro”…como nos dice la autora en el poema “Melancolía” (91).
Ahora les dejo esta muestra de algunos de sus sonetos, para generar nuestro Convite literario de hoy en amalgama y comunión con la apasionada sensibilidad de Sandra Fernández, una poeta bien atrevida o atrevida y bien…
¡Dios los bendiga absolutamente a todos, amantísimos lectores!
Vislumbro de penas (soneto clásico)
En tus ojos vislumbro mi destierro,
veo en ellos triste y cansada sombra,
y sus penas se extienden por la alfombra,
la luna ya no quiere ver tu encierro.
Me angustia esta soledad, y me aterro,
en sus días solitarios me nombra,
mientras esa noche oscura me asombra.
¡Destino frío y duro como hierro!
Tengo sanas y dulces apetencias
de tu amor, florecen tantas plegarias,
como palomas vuelan esperanzas.
Serán tantas y tantas las vivencias,
y tantas manos buenas, solidarias,
que pienso serán muchas tus andanzas.
Sutil segundo (Soneto sáfico)
Con la intención de comprender, amor,
el frenesí del corazón, te miro,
y languidezco en este vil suspiro,
es lo poético al final dolor.
He perseguido tu sonrisa blanca,
la comisura de esos labios rojos,
premoniciones de tus bellos ojos,
que se extendían en la forma franca
Ese dolor que me estremece el mundo
y me oscurece tanto el sol, dejarte
es mi agonio de dolor profundo.
Y de los pétalos llené el fundo,
para sembrar el bien y acomodarte,
en un pragmático y sutil segundo.
Amor abnegado (Soneto)
Yo, con un corazón desesperado,
la mente atiborrada en pensamientos,
mis ojos sin mirar y sin alientos,
no quisiera perder a mi adorado.
Es un amor en el alma aferrado,
desde el amanecer son mis lamentos,
van copando todos mis sentimientos,
el proscrito es un ser tan admirado.
Arrojada a la vida solitaria,
me hace ser del recuerdo tributaria,
de un amor tan profundo y abnegado.
Es triste la noche en un lecho duro,
y cuando la distancia es un gran muro
solo y triste es el amor expatriado.
Recuerdos (Endecasílabos heroicos)
Sentidas emociones, corazón,
buscando las vertientes placenteras
y dónde describir las primaveras.
vibrante descubrir de la razón.
Piadoso sentimiento en el camino,
retazos de la vida compartida,
después por los tormentos afligida,
imágenes perfectas del destino.
Culpable, descocado y deprimido,
recuérdame cantar de las canciones,
vivencias que me dejan bendecido.
Eterno caminar de las pasiones,
divina fortaleza del herido,
recuerdos de las bellas ilusiones.
Sandra Margarita Fernández, es Licenciada en Derecho, con maestría en Legislación de Tierras o Derecho Inmobiliario y diplomada en Constitucionalización del Proceso Civil. En el 2006 publicó su primer poemario “Destilando Letras”; En 2018 ve la luz su segundo libro, Ensayo sobre prácticas del proceso de saneamiento; el tercero, fue una novela publicada en 2021 Amor en tierra ajena y en el 2022 publica entonces Amalgama poética.
En el año 2020 le fue otorgado el certificado de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña por haber cumplido satisfactoriamente los requisitos del Taller sobre Soneto Clásico Perfecto.
Forma parte del Festival Grito de Mujer, es una de las voces que figuran en el libro internacional dedicado a las Hermanas Mirabal. Produce el segmento cultural Ecos de Personajes Poéticos en el periódico digital Sabanetasr, en el cual entrevista a destacados escritores del ámbito nacional e internacional.
Fue galardonada con el Premio Estrella del Sur 2018, desde Uruguay para el mundo, por su reconocida trayectoria poética, recibió el Premio Cuna de la Restauración 2018, como Poetisa de Proyección Internacional, entre otros reconocimientos. Ha participado en varias ferias del libro, tanto nacionales como internacionales en Colombia y España.