Bluetooth
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¿Es peligroso tener siempre encendido el Bluetooth en el móvil? Historia, beneficios y riesgos de una conexión invisible

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Por: Juan Pablo Bourdierd.

Santiago Rodríguez, RD. El riesgo de tener siempre el Bluetooth encendido en el móvil es una preocupación creciente en la era de los dispositivos inteligentes. Aunque esta tecnología nació en los años 90 para simplificar la vida y eliminar cables, hoy se cuestiona si mantenerla activa todo el tiempo puede afectar la seguridad, la privacidad o incluso la salud.

En la era de los auriculares inalámbricos y los relojes inteligentes, el Bluetooth se ha vuelto tan cotidiano que rara vez pensamos en él. Lo activamos por costumbre, lo dejamos encendido todo el día, y solo reparamos en su existencia cuando algo no se conecta.
Pero… ¿hay riesgos reales por mantenerlo siempre activo en el teléfono? ¿Qué beneficios ofrece esta tecnología invisible que vive en segundo plano desde hace tres décadas?

Una historia que comenzó en los 90

El Bluetooth nació en 1994, dentro de los laboratorios de Ericsson en Suecia. Su propósito era simple pero revolucionario: eliminar los cables que unían los dispositivos electrónicos.
El nombre, por cierto, proviene de un antiguo rey vikingo, Harald “Bluetooth” Gormsson, conocido por unificar tribus escandinavas. La analogía no podía ser mejor: esta tecnología también “unía” dispositivos distintos.

En 1998, compañías como Nokia, IBM, Intel y Toshiba se unieron para crear el Bluetooth Special Interest Group (SIG), que desde entonces ha impulsado sus estándares globales.
Con los años, surgieron versiones mejoradas: el Bluetooth 2.0 trajo más velocidad, el Bluetooth 4.0 introdujo el modo de bajo consumo (BLE), y las versiones 5.0 y 5.3 ampliaron alcance, estabilidad y eficiencia energética.

Hoy, más de 4.000 millones de dispositivos en el mundo utilizan esta tecnología, según datos del propio SIG.

Beneficios de una conexión permanente

Tener el Bluetooth activado facilita la vida diaria. Permite que el teléfono se conecte de forma automática a auriculares, altavoces, relojes, autos o televisores inteligentes.
Además, es fundamental para dispositivos médicos, de domótica o de monitoreo físico, gracias a su modo de bajo consumo energético.

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Según el portal tecnológico Android Authority, el Bluetooth actual consume “una fracción mínima de energía” y su impacto en la batería es “casi imperceptible” cuando está en reposo.
Esto significa que mantenerlo encendido no supone un gran gasto energético, sobre todo en móviles modernos.

También ofrece beneficios de seguridad y salud indirecta: usar auriculares Bluetooth reduce la exposición del teléfono al oído y facilita el uso del móvil en modo manos libres mientras se conduce.

Pero no todo es azul: los riesgos

Aunque el Bluetooth parece inofensivo, no está exento de riesgos.

El primero, y más evidente, es el de seguridad digital.

Al mantenerlo siempre encendido y visible, el dispositivo puede ser vulnerable a ataques o intentos de emparejamiento no autorizado. En 2019, investigadores de la Universidad de Singapur identificaron una vulnerabilidad conocida como BlueBorne, capaz de permitir que un atacante tomara control de un móvil a través del Bluetooth sin interacción del usuario.

De acuerdo con un informe del Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) de España, la recomendación es “mantener el Bluetooth apagado cuando no se use o configurado como no visible”, especialmente en lugares públicos.

El segundo punto es el de privacidad. Durante la pandemia de COVID-19, aplicaciones de rastreo de contactos se basaron en señales Bluetooth para registrar proximidad entre personas, generando debate sobre la exposición de datos personales. Según un estudio del Massachusetts Institute of Technology (MIT), aunque la tecnología fue eficaz, “la trazabilidad continua mediante Bluetooth plantea interrogantes sobre la privacidad individual”.

Por último, está el tema de la radiación electromagnética.
El Departamento Federal de Salud Pública de Suiza (BAG) señala que los dispositivos Bluetooth emiten “niveles muy bajos de radiación no ionizante”, por debajo de los límites considerados seguros para la población. Aun así, el organismo reconoce que “los efectos a largo plazo aún no se comprenden completamente”.

Es decir, no hay evidencia científica que vincule el Bluetooth con daños a la salud, pero la prudencia siempre es válida.

Más comodidad, menos cables, pero con conciencia

El Bluetooth es una de esas tecnologías que funcionan en silencio, haciendo nuestra vida más cómoda.
Según el portal TechRadar, hoy se usa no solo para transmitir música o datos, sino para crear “redes de objetos inteligentes”, como termostatos, cerraduras o sensores domésticos.

Aun así, los expertos coinciden en una idea: el verdadero riesgo no está en la tecnología, sino en el uso inconsciente que hacemos de ella.

Por eso, se recomienda:

  • Apagar el Bluetooth si no se utiliza, especialmente en entornos públicos.
  • Evitar emparejar dispositivos desconocidos.
  • Mantener actualizado el software del móvil y del accesorio.
  • Revisar periódicamente los permisos de conexión.

Conclusión

El Bluetooth no es el enemigo: es una herramienta.

Su evolución ha sido notable, su impacto en la conectividad es incuestionable, y sus riesgos, aunque reales, son manejables.

Como toda tecnología, exige uso responsable y conocimiento.

Dejarlo activado todo el tiempo no es un peligro en sí, pero sí una invitación a ser conscientes de qué tan conectados —y expuestos— queremos estar.

En palabras del físico británico Stephen Hawking, “el mayor enemigo del conocimiento no es la ignorancia, sino la ilusión del conocimiento”.

Y con el Bluetooth, como con casi todo lo digital, la mejor defensa sigue siendo informarse.

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