Por: Sergio H. Lantígua
Scotrun, Pennsylvania, USA. Para este poetastro Sabanetero, el ciclo alegórico de la vida consta de: nacer, vivir (rememorando el pasado) y morir. La remembranza, sobrepasado el tiempo de las preocupaciones, es subsidiaria del espacio para meditar, y regurgitar los recuerdos; volviendo a desandar los pasos por esas vivencias – aunque algunas fueran desagradables – que hemos ido atesorando a lo largo de nuestras andanzas por los derroteros de la vida. Este deferente hedonismo o reciclaje retroactivo vivencial, viene a servir de incentivo reconstituyente al alma para acompañarle en esos lapsos de abúlico tedio, precedentes al convaleciente optimismo juvenal. Argumento idóneo para sublimar esta prosa:
REGRESIÓN
Sintetizan las nostalgias del inolvidable recuerdo
Los compromisos inconclusos del pospretérito
Perdidos en la vorágine obnubilada del tiempo
Donde yace el mausoleo y tu lápida descriptiva
Descansando en los siglos pretensos de otrora
Te vislumbro impertérrita, estoica e inimputable
Desnuda de aquella algarabía de caricias eróticas
Y de esos requiebros que apasionado te dedicara
Provocados por la cristalina carcajada de tu sonrisa
Y las promesas que enamorado al viento remontara
Autorías de silenciosas rimas escritas en tu nombre
Paramos transitados solo por el embate del tiempo
Así me diste el corazón y por amarlo fue tanta la prisa
Que ahora me duele extrañarte entre tantos silencios
Amigo por conocer Sergio, quiero agradecer tus comentarios en mi artículo de opinión sobre nuestro Santiago Rodríguez. Se de tu preocupación y lo mal que se siente cuando uno ve que los sacrificios de nuestros héroes y mártires son dejados a un lado