POR: SERGIO HIPOLITO REYES ARRIAGA – Periodista. Reside en New York.
Allende los mares, cada día nuestra gente nos llena de motivos de orgullo y satisfacción. Gracias a su esfuerzo y dedicación, continuamente saltan a la palestra los nombres de hacendosos y esforzados connacionales que se destacan en los deportes, en las múltiples expresiones del arte, el quehacer profesional, las modalidades del intelecto o el activismo comunitario, empresarial o laboral, dando la cara por sus familias, la Patria, y sus comunidades de origen.
Y junto a estos, es notorio resaltar el descollante papel jugado en la mayoría de los casos por los descendientes de la primera o segunda generación de nuestros inmigrantes, quienes, siguiendo el ejemplo de honradez y perseverancia de sus progenitores y aprovechando las múltiples oportunidades con las que las naciones de acogida premian el esfuerzo y la dedicación, se elevan hasta el infinito descollando como buenos estudiantes, excelentes deportistas o figuras destacadas en el quehacer social, comunitario y empresarial, en sentido general.
Ejemplos, los tenemos a diario y por ramilletes. Pero en la ocasión nos vamos a detener para destacar, a grandes trazos, el reciente logro de una artista en ciernes, autodidacta por demás, quien, para más señas, forma parte de una prestigioso y destacada familia oriunda del noroeste dominicano, tierra de sol y sal, de infinitas llanuras y encrespadas serranías.
Bástenos decir que, por su filiación paterna, es biznieta de Antonia Pérez de Solano, -mayormente conocida como Doña Nena, (EPD)-, matrona de una extensa familia de la comunidad de Palo Blanco, en Dajabón, y quien fue una aguerrida líder campesina y comunitaria de larga data; Es nieta de Lucía Solano, destacada profesora de Matemáticas, en Monte Cristi, que luego de ejercer el magisterio por varios años, dejando un amoroso recuerdo entre sus educandos, partió hacia los Estados Unidos, la tierra de las oportunidades, en busca de un mejor bienestar para sí y los suyos; y desde allá, con esfuerzo, sacrificio y amor por su gente, se ha labrado por si sola un descollante prontuario que habremos de enfocar en futuros escritos. Y, para cerrar el broche, su madre es oriunda de Santiago Rodríguez, lo que le convierte en noroestana por partida doble, tanto del lado paterno como materno.
Pero, Madeleen De la Cruz, de quien venimos hablando aun sea de forma indirecta, no pretende dormirse en los laureles que adornan a sus prestantes ancestros y a otros destacados tíos y demás familiares: ¡Ella quiere labrar su propio historial, haciendo camino al andar!
Del anecdotario familiar resalta el hecho de que, frisando apenas los dos años de edad y portando en las manos una crayola ‘decoró’ la sala y cuanto espacio tuvo a su alcance, en el hogar familiar, empleando primorosos trazos y diseños florales con los que, en su lógica infantil, pretendía halagar a su abuela. Ya en edad escolar, dibujó nuevos bocetos florales que aún se conservan en el baúl de tesoros de Lucia.
Con el correr de los años, esta artista en ciernes mantuvo latente su pasión por las artes, el mundo de los pinceles y la combinación de colores. Trazos que señalan un estilo en desarrollo fluyen a raudales en sus creaciones, dejando entrever lo que podría convertirse en un modo o manera particular, propio y vigoroso, en el manejo de la técnica, cuyo perfeccionamiento podría llevarla al dominio y proyección universal.
Uno de estos días, hurgando las redes sociales nos topamos con la noticia de que Madeleen, con apenas 17 años y recién egresada del bachillerato en el Cardenal Spellman High School, del condado de El Bronx, New York, acaba de ganarse una beca para estudiar en el prestigioso centro universitario School of The Arts Institute, de Chicago -SAIC- (Instituto Escuela de las Artes), saliendo airosa de una ronda en la que participaron más de 5,000 aspirantes a nivel mundial, algo que nos llena de gran regocijo.
Además del profundo significado que tiene para el núcleo familiar (y, en nuestro caso, para el contexto insular y regional), este descollante logro coloca en su justa dimensión la importancia de mantener en alto la formación familiar y nuestras raíces culturales, independientemente de cual sea el medio social en que nos desenvolvemos ni los obstáculos que encontremos en el camino. Gracias a ese legado familiar y al esfuerzo desplegado en su formación preuniversitaria, esta rutilante estrella se encamina hacia la consumación de sus aspiraciones en el arte.
Esperamos que con el significativo espaldarazo de esta beca -ganada en buena lid, no solo por el vistoso portafolio de trabajos que presentó sino también por la valiente y convincente carta de motivación elaborada al respecto-, nuestra heroína pueda volar, a partir de ahora, en espacio propio y con el futuro puesto en la mira, al tiempo que saca la cara por la pujante población que reside en el ámbito del Bronx, tierra combativa, pródiga y hospitalaria, en donde la gente de trabajo se abre paso, dejando estampado en el sendero de la vida un sinnúmero de valores positivos, como éste que hoy nos ocupa.
Enhorabuena Madleen, la Línea Noroeste, región de origen de tus ancestros, y la Patria entera, aplaude tu éxito.
¡Adelante, tus logros constituyen un significativo motivo de satisfacción para tu familia y todos los inmigrantes dominicanos que luchamos por un mundo mejor!