POR: Hector Valencia
La fiebre es quizás la señal más vieja y universalmente aceptada como síntoma de enfermedad. Dependiendo del país, se expresará en grados Celsius o en grados Fahrenheit.
Para convertir de grados Celsius a Fahrenheit, multiplicamos la temperatura por 9/5 y le sumamos 32; y de grados Fahrenheit a Celsius, a la temperatura le restamos 32 y luego multiplicamos por 5/9.
Se considera que una persona tiene fiebre cuando su temperatura es igual o mayor de 100.4 grados F. (38 grados C.).
Aunque la fiebre a cualquier edad podría deberse a una infección seria, en los niños pequeños ésta tiene un significado aún mayor debido a inmadurez del sistema inmunológico o de defensa.
Los niños menores de 2 años de edad con temperatura por encima de 102 grados F. (+/- 39 grados C.) y sin ningún foco infeccioso, tienen un 3 – 5% de posibilidad de tener una infección oculta, por lo que no sería raro que su médico realice algunos exámenes de laboratorios.
Lo alto de la temperatura no se relaciona necesariamente con la gravedad de la afección.
En particular, niños menores de 3 meses de edad podrían tener una infección en la sangre aún no luzcan enfermos.
Como regla general, un niño menor de 2 meses de edad con fiebre debe ser examinado por su pediatra, quien normalmente preferirá hospitalizar al pacientito.
Por eso, nunca demos medicina para la fiebre a nuestro recién nacido menor de 2 meses de edad, ya que podríamos poner en peligro su vida.
Confiemos en nuestros médicos; y si este no es nuestro caso, busquemos otro que nos brinde fe y seguridad en lo que dice y hace.
El beneficio de la fiebre para nuestro organismo no está muy claro, aunque se presume que es un signo beneficioso, ya que por lo general significa que nuestro cuerpo está peleando contra la infección o la enfermedad.
Muchos microbios crecen mejor en ciertos grados de temperatura, y un incremento en esta inhibirá su desarrollo.
Antes del advenimiento de los antibióticos, algunas enfermedades se enfrentaban satisfactoriamente con la inducción o provocación de fiebre; pero por otro lado, la fiebre puede provocar efectos adversos, tales como convulsiones.
Cuando la temperatura rectal está por encima de 106 grados F. (41 grados C.) por un período prolongado, algún daño cerebral permanente es la regla.
Cuando esta está por encima de 109.4 grados F. (43 grados C.) un ataque de calor se desarrollará, y la muerte es lo común.