Por Yadira Rivas
Christian te has ido y tu partida
nos deja triste y aturdido,
no existe espacio en el alma para guardar la pena.
Encontrar palabras para decirte adiós es imposible,
los que te conocimos jamás volveremos a ser los mismos.
Me duele más tu muerte que mi vida.
Cada lágrima vertida que humedece tu ataúd,
cada gesto,
cada rostro,
tantas gentes que se despide
y están aquí presente define y describe quien era tú.
Vestías de sonrisas,
bailabas a tu propio compás,
amabas con derroche,
fuiste el universo de tú madre,
y de tu padre el sol,
fuiste un mundo para tu tía-madre
y fuiste la luz de los ojos de tu idolatrada hermana.
Muchos somos mejores persona gracias a tí.
Tu vida fue demasiado corta pero tu enseñanza
tu optimismo y tu jovial y sano comportamiento
son para toda la vida.
Afortunados somos todos lo que te conocimos,
y compartimos tu brillante vida.
Estarás y vivirás en nuestros corazones
por siempre.
Interpretando tus sentires sé que en la quietud
de tu sepultura quisiera decirnos esto:
Si lloran, que no sea por mucho tiempo,
recuerden mi sonrisa.
No olviden el amor que les brindé
porque la vida es hermosa,
cuando eres resultado del amor.
Traten de escuchar mi canto
para que sonría el corazón
no estén triste, y mis memorias
recuérdenla, no para acongojarse,
sino para que les sirva de inspiración
mi vida…me voy como he vivido…
en paz con el señor.