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Dos amantes bajo la luz de la luna

Por: Sergio H. Lantígua
Pennsylvania, USA. El logaritmo literario de cada paráfrasis, escrita por mi pluma en esta apología amatoria, transpira las intrínsecas emociones que rauda e irreflexivas, transitan por las enardecidas arterias de los enamorados; cuando estos, díscolos, se entregan al inextricable pasatiempo del amor. Ha sido elaborada, manipulando un formato respetador, y acatante de los preceptos que demarcan las expresiones limítrofes con el prosaico vulgarismo erótico.

DOS AMANTES BAJO LA LUZ DE LA LUNA
Reflejados en los dorados rayos del incipiente crepúsculo
Dos amantes, enardecidos, tumbados en la mórbida arena
El, besuqueando con ansias su pelo, sus labios, y su cuello
Que se doblegaba ante sus caricias como apocado ciervo
Y con enfebrecidas manos temblando de ardoroso frenesí
Recorría su talle, su espalda, en sí toda su impoluta imagen
Apetentes, aquellas bocas se unían en chasquidos de besos
Hasta que súbitamente su blusa se doblegó ante el embrujo
Exponiendo el hermoso cuerpo en semidesnudo esplendor
Dos almas entregadas, abandonadas a los embates del amor
Despojados de los antifaces que ocultan el génesis de la vida
Asidos el uno al otro como marineros naufragados en el mar
Placenteros hormigueos estremecían sus almas vehementes
Prestos a transitar el impenetrado túnel del impúber recato
Buscándose delirantes, el uno al otro para acoplar sus ansias
Como truncas ramas que furioso arrastrara el silboso viento
Bonancible respirar de amantes fusionados en un solo aliento
Intangibles moléculas de agua sorna humedeciendo los te quiero
Una saciada bocanada de placidez divulgaba los tiernos suspiros
Desvaneciéndolos por los contornos del abochornado silencio
La resaca de las olas, el murmullo del céfiro, el sereno acogedor
Y por testigos silentes fulgurantes luceros enmarcando el cielo
Acostados con las miradas entornadas hacia la bóveda celeste
Estos dos amantes rendidos y agotados por el apasionado juego
Esperaban a que turbada se desvaneciera el semblante de la luna
Para de nuevo empezar a soñar que era de ellos todo el universo

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